(Empleo
postcrisis en LBK - IV)
Después de escribir los
comunicados anteriores se ha anunciado una ampliación de capital por parte de
los dirigentes de LBK cuya finalidad, además de la oficial, ha sido recogida
por la prensa económica “con este
excedente [unos 100 millones tras el enésimo saneamiento del ladrillo], la entidad no descarta aumentar las dotaciones para ajustes de
personal y ahorro de costes
futuros. Es decir, que podría ofrecer
salidas voluntarias definitivas a los empleados que ahora están acogidos al
plan de excedencias compensadas temporales. Tampoco descarta elevar el
dividendo”. (El economista, 7/9/2017)
NO podría resumirse mejor: ajustes de
personal (despedir); ahorro de costes; y elevar el dividendo ¿está clara la estrategia no?. Resulta evidente
que habíamos dado en el clavo cuando hemos explicado que todo esto de cerrar
oficinas porque las cierran los demás, porque no hay negocio o porque el futuro
es de la banca digital no son más que meras disculpas que ocultan la verdad: lo
que se conoce como política de rentas, es decir, el dinero pasa del bolsillo
del trabajador al del neocapitalista de las cajas que ya atisba que esto puede
ser un filón.
En el último comunicado
hablábamos ya de esa “revolución” digital de la banca que se están inventando
para tapar, para ocultar la verdadera realidad. Os hablábamos de los estudios
que se sacan de la manga, falseando una realidad, la de los clientes de bancos
digitales, haciéndonos creer en primer lugar que el 92% de los clientes de la
banca (incluidos 9 millones de pensionistas) son usuarios habituales de
internet; que el cliente promedio es una mujer de menos de 39 años que vive en
grandes ciudades e ingresa al mes entre 3.000 y 5.000 euros. Y además que el
que paga en efectivo es un sospechoso de fraude fiscal.
Pero esto es mentira,
estaréis pensando a estas alturas. Claro. Hay que contar mentiras de estas para
que los que firman ERES con despidos en la banca puedan engañar a su
conciencia.
4. LBK cierra
Oficinas porque el futuro es la Banca digital (y 2)
En primer lugar cabría
preguntarse ¿qué sentido tiene encargar “encuestas ad hoc” sobre algo que el propio Instituto Nacional de Estadística
publica cada año?. Se trata de la Encuesta sobre equipamiento y
uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares que el INE viene haciendo desde
2006 conforme a las exigencias de EUROSTAT, agencia estadística europea, con
una muestra nada menos que de 20.000 hogares españoles.
Este estudio financiado por
la Banca llega a la conclusión de que “el cliente de banca cuenta con un creciente
perfil digital que está conduciendo a una revisión del modelo relacional con
las entidades financieras y que permite anticipar cambios más que relevantes en
el sector”. Ahí queríamos llegar. A justificar el “cambio
de modelo relacional”, o lo que es lo mismo a justificar el
cierre de Oficinas.
El Informe pasa de puntillas
sobre una cuestión trascendental y es que para que se produzca este cambio de
modelo relacional (sustituir la Oficina atendida por la Tablet) es necesario
que el cliente pueda efectuar de forma remota las mismas operaciones que hace de forma presencial porque de no ser así
estarían engañando a los clientes para justificar el despido de los
trabajadores, por mucho que los responsables de la cosa en LBK (un vendedor de
servicios de telefonía móvil, que no ha trabajado ni un solo día en un Banco,
y que en LBK se encarga de la “transformación digital”) le llamen a esto “potenciar las capacidades digitales”
para “mejorar la experiencia de los
clientes”. Van a tener razón los de la escuela de la psicosocialogía
aplicada que sostienen que la realidad no existe, simplemente se crea con el
lenguaje.
Consultar saldos de las
cuentas, la actividad principal de los usuarios de banca digital, según este
Informe, no puede ser considerado un servicio o producto de consumo
alternativo. Nadie acude ya a su Oficina para consultar el saldo. O casi nadie,
por tanto, falacia.
Lo que debiera haber ocupado
a esta encuesta es saber qué porcentaje de estos usuarios digitales contratan
productos o servicios a través de medios digitales, es decir de forma
desatendida. Esto no lo hacen porque saben a priori que es un porcentaje
pequeño y no podría ser utilizado para justificar el cierre de Oficinas
tradicionales y mucho menos para despedir trabajadores.
Pero quien sí cuenta la
verdad sobre esto es la Encuesta del INE. Verdad estadística apuntalada por
consulta a 20.000 hogares de este país. En el Cuadro siguiente podemos ver cómo
efectivamente el número de actividades financieras que han efectuado los
clientes a través de Internet ha experimentado un crecimiento significativo,
pero que de ninguna manera puede calificarse como “disrupción” y mucho menos
servir como justificación para cerrar Oficinas.
En los años 2008 (año de la
crisis), 2011 (año de la fusión en LBK) y 2016 (último disponible) que hemos
venido utilizando en nuestras comparativas se ha producido un incremento
notable en el comercio electrónico pero sobre todo debido al crecimiento del
número de usuarios de Internet. Mucho más moderado ha sido el crecimiento del
porcentaje de usuarios de internet que compran productos a través de la red.
Para ilustrarlo hemos añadido al número de compradores de productos financieros
el % que representan en cada periodo sobre el total de compradores.
No se especifica en los
microdatos de la Encuesta de 2016 si las compras financieras, que en este año
ya aparecen desglosadas, son efectuadas por los mismos o distintos usuarios.
Sea como fuere el crecimiento
porcentual de los clientes digitales NO es ni mucho menos espectacular
(obsérvese que incluso el % de 2011 es inferior al de 2008) y utilizar esto
como explicación de “disrupción”, de “revolución”, y otros términos que hemos
visto publicados es una pura mentira de los medios de la banca para justificar
lo que no se atreven a reconocer: cierres y despidos.
Pero la mejor forma de
conocer la penetración de los usuarios de Internet en el sector financiero es
comparar los porcentajes de aquellos que compran productos bancarios con los
que compran otro tipo de productos a través de la red.
Y es ahí donde podemos
observar que entre las preferencias de los compradores digitales no se
encuentran los compradores de servicios financieros que se sitúan prácticamente
en la cola del comercio electrónico, incluida la compra de seguros que no puede
considerarse propiamente un servicio bancario, o al menos en exclusiva.
Así que amigos de la Banca,
NO falseen con encuestas ad hoc sus
verdaderas intenciones inventándose “revoluciones” tecnológicas porque si así
fuera ¿qué coño hacen los ingenieros informáticos
vendiendo seguros en los mostradores de las Oficinas de LBK?