Estamos estos días recibiendo quejas de una plantilla que sigue
sintiéndose absolutamente dejada de la mano de Dios.
Cuando creíamos que la empresa estaba haciendo a esa
plantilla algún tipo de reconocimiento admitiendo que era la que
mejor trataba a la clientela de todo el panorama nacional, cuando incluso se
nos ponía agua potable en las oficinas (a algunos solo y después de 9 años), con
regalito incluido de un vaso ecológico que cumple la Agenda 2030.
Cuando hemos visto que de los registros públicos puede
deducirse que esta plantilla es la que más trabaja y la que menos cobra del
sistema financiero español. Que es la que más negocio ha captado el año pasado,
la que más recursos fuera de balance (fondos, etc.), pues era esperable que todo
ello se reflejara en la evaluación del desempeño. Si el desempeño es
extraordinario la evaluación que se hace del mismo también debiera serlo.
Sin embargo, no ha sido así. No vamos a explicar aquí qué
es esta herramienta y para qué se usa. Ya lo explicamos hace 5 años, cuando la
implantaron.
Por eso, lo mejor que podemos hacer es remitirnos a lo que
escribimos en febrero de 2015 que no solo está plenamente vigente, sino que el
transcurso del tiempo ha venido a corroborar.
Este es el enlace para entender mejor de qué estamos
hablando.
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