martes, 11 de agosto de 2015

BAJAS INCENTIVADAS


ERE low cost

En CSICA estamos recibiendo numerosas consultas de los afectados por este ERE encubierto de 2015. Y es que estas medidas estructurales que se proponen (salida sin negociación de 615 trabajadores) sólo tienen oscuridad alrededor. En CSICA queremos contribuir con algunos datos a ir conformando la opinión de este colectivo y queremos hacerlo en Agosto, antes de que comiencen a asaltar a los afectados uno a uno en setiembre.

Ninguna empresa seria (desde luego ninguna del sistema financiero) recurre en un asunto de este relieve a filtrar información a la prensa, ocultándosela a los interesados, Sólo pedimos respeto a los afectados aunque sólo sea porque llevan una media de 32,7 años de antigüedad en el oficio, pero este empresario prefiere el terreno embarrado de los malos futbolistas al cesped que permite demostrar unas habilidades que no tienen.

Pero vayamos a los números. Si nos remontamos al último y único precedente de bajas incentivadas en este Banco, el ERE de enero de 2011, esta nueva oferta no nos cuadra. En primer lugar no parece que tenga mucho fundamento que en estos 5 años las cosas hayan ido a mejor para el Banco, y que sus dirigentes pretendan aplicar medidas de desvinculación mucho peores a un colectivo muy importante de la plantilla.



Conviene que los compañeros afectados por la “oferta” no olviden que, a pesar de utilizarse la vida laboral y el salario bruto para calcular la indemnización, realmente de lo que se trata es de “venderle” al empresario el contrato de trabajo. Y esa venta se apoya en tres cifras significativas: lo que va a ganar el trabajador hasta que se jubile legalmente, el coste real del contrato para el empresario (lo que paga al trabajador más las cuotas de seguridad social, básicamente), y la indemnización, cantidad que el empresario oferta para “comprar” el contrato.

La indemnización supondría, por tanto, el precio que el empresario está dispuesto a pagar de una sola vez para no tener que pagarle durante 5 años el salario mensual. En los procesos de prejubilación ordinarios se calcula este precio como un porcentaje de ese salario que se deja de percibir a futuro. En las bajas incentivadas lo que se está comprando es lo mismo, pero se retribuye en función del historial del trabajador, del pasado.

Numerosos trabajadores afectados se han dirigido a nosotros porque están confusos, inquietos y preocupados ante la que va a ser la decisión más importante de su vida laboral. En base a nuestros datos, y a salvo de deslizamientos por complementos personales que apenas desvirtúan los números, estamos en condiciones de decir que el coste de extinción de estos 615 trabajadores, con las condiciones firmadas en el ERE de Ene-2011 ascendería a unos 150 millones de euros, lo cual acredita que la “oferta” empresarial  de 2015  es unos 39 millones más barata que cuando estábamos comenzando a capear la crisis ya superada. Resulta difícil que una mesa de negociación trague con una “oferta” un 26% inferior a la que se firmó en plena crisis, y por eso prefieren el marcaje individual, a ver si cuela. Este empresario siguen queriendo meternos la mano en el bolsillo hasta el final.

Aplicando el modelo de bajas incentivadas  del ERE 2011, y conocido que lo que piensa gastarse ahora son 111 millones €, los cálculos se corresponden con una indemnización de 45 días por año trabajado, con un máximo de 30 mensualidades, más un tanto alzado en función de la antigüedad (entre 10.000 y 30.000 euros). Es decir, que el empresario quiere rebajarnos la factura de la liquidación de 42 meses a 30, o lo que es lo mismo, rebajarnos 12 meses de indemnización con relación a las bajas incentivadas de 2011, el peor momento de la crisis.

Pero para homologar las “bondades” de esta oferta es mejor que lo hagamos en términos de porcentaje del salario bruto con formato de prejubilación. Es público y notorio que para prejubilaciones en el sistema financiero, y colectivos a los que les resta unos 5 años de vida laboral útil, los porcentajes que se están firmando oscilan entre el 80 y el 90 por ciento del salario bruto del trabajador, entre ellos el firmado en el ERE de 2011 por los dirigentes de LBK que ascendió al 80% del salario bruto (y 90% neto) a los que les quedaban 10 años de vida laboral.

Hemos calculado los salarios pendientes de percibir por los trabajadores afectados desde la fecha ofertada de desvinculación a la fecha prevista de jubilación legal (que es a los 65 años si se pretende cobrar la pensión completa). La cifra es de unos 220 millones €. Este es el valor a “comprar” por el empresario que ofrece por ello 111 millones €, es decir está ofreciendo una prejubilación al 50%, o lo que es lo mismo, una tentativa ridícula de ERE low cost.



El órgano de expresión de LBK, La Nueva España, dijo que lo que quería LBK era cronificar los recortes del ERTE 2013. La verdad sin tormento dijeron. Y para ello ponen en marcha una patraña para que 511 (83%) de los afectados que hasta ahora tenían reducción del 18% y 30% pasen a tenerla al 50%. Para que luego digan que no son creativos.

En CSICA ya hemos prometido que combatiremos esta nueva tropelía, en la mesa de negociación o en los Tribunales. Respetamos a los compañeros y compañeras que quieran salir huyendo de un clima laboral ingrato y desagradable, apoyado en la persecución y el desatino permanente, pero no vamos a tolerar que el empresario actúe al margen de los intereses de los trabajadores, de la práctica del sector financiero, y de las exigencias de la ley.

Y es que no falta de nada: oferta ridícula en lo económico, opaca en cuanto a las condiciones, e ilegal en cuanto al procedimiento. Al más puro estilo LBK.



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