Excesivamente competitivos
Nos quedamos a medias en el
comunicado anterior sin valorar qué hubiera sido de la productividad de la
plantilla en el supuesto en que la opción del ERTE hubiera sido la
desvinculación de 600 trabajadores, medida estructural de elección de TODOS nuestros competidores.
Cuando se calcula la productividad
con mayor numero de empleados ésta empeora, lógicamente (no queremos que se nos
acuse de subjetivos y por eso no contemplaremos en nuestros cálculos las
decenas de miles de horas perdidas por transtornos psicosociales que con
políticas de acuerdos hubieran disminuido sin duda alguna. Por la misma razón
hemos preferido referirnos a las plantillas FTE en los cálculos, sin tomar en
cuenta las prologaciones de jornada, centenares de miles de horas, ya
denunciadas por CSICA y ratificadas
por centenares de intervenciones de la inspección de trabajo).
Pero veamos en qué situación habría
quedado esta productividad contemplando esta hipótesis.
Los datos y el gráfico nos dicen
que a pesar de esta importante diferencia (unos 400 trabajadores) entre la
plantilla FTE teórica del ERTE y la de nuestra hipótesis (salida de 600
trabajadores), la
productividad de esa plantilla seguiría siendo absolutamente homologable con la
media de nuestros competidores, aún por encima de algunos de ellos,
quedando garantizanda la competitividad con el sector financiero de referencia.
Estamos ya en condiciones de
enfrentar la productividad de la plantilla con su coste medio. A esta ratio, de
extraordinaria importancia a efectos de competitividad, se la conoce como
costes laborales unitarios (CLU).
El coste laboral unitario (CLU) representa, técnicamente, el porcentaje de una unidad de producto que se destina a remunerar al factor trabajo, y se obtiene como el cociente entre el coste laboral por trabajador o salario nominal (w) y la productividad del trabajo (y), también valorada en términos corrientes. A su vez, el salario nominal se calcula como el cociente entre la remuneración de asalariados (RA) a precios corrientes y el número de trabajadores asalariados (A), mientras que la productividad nominal del trabajo, se obtiene como el cociente entre el VAB nominal (Margen Bruto) y el total de los trabajadores ocupados (L) (FTE’s). La fórmula de cálculo sería esta:
Y los resultados de la comparativa
al cierre del ejercicio 2014 son los que podemos ver en el gráfico siguiente:
Los CLU se sitúan (ratio de coste, cuanto menor
mejor) en LBK por debajo de la práctica totalidad de todos nuestros
competidores y
un 34 por ciento por debajo de la media del sector de referencia,
lo que coloca a esta importante ratio en una posición tremendamente competitiva
con sus adversarios financieros. Excesivamente competitiva, como en
todas las ratios salidas de un ERTE que se torna más incomprensible a medida
que pasan los meses.
De la comparativa que os adjuntamos
se desprende, sin ningún género de dudas, lo que ya hemos venido repitiendo
machaconamente: al empresario se le fue la mano en el ERTE y los
firmantes ni se dieron cuenta.
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