Los recortes que sirvieron para todo
Flaco favor haríamos a toda la
plantilla si no entráramos a analizar lo que pudo haber sido el ERTE y no fue.
Sustancialmente en la mesa de negociación de lo que se habló (antes de las
reuniones a escondidas) fue de la postura a adoptar ante las causas económicas
aducidas por la empresa (siempre referidas a dic-2012, año de pérdidas por
afloramiento del ladrillo), y si las medidas a tomar deberían ser de carácter
conyuntural (reducción de jornada y otros) o medidas estructurales (salidas programadas, pactadas y negociadas
de unos 600 trabajadores).
Allí se dijeron algunas cosas
peregrinas, como que era la UE quien les había impuesto esas condiciones, lo
cual tuvimos ocasión de comprobar más tarde que no se correspondía con la
verdad ya que fue LBK quien las propuso. Inicialmente todos los sindicatos
estábamos de acuerdo en que dichas medidas debían ser estructurales, pero sólo CSICA sostuvo esta argumentación con
datos, con los datos oficiales ya disponibles a Setiembre de 2013. En la Audiencia Nacional, unos meses después,
el empresario y los sindicatos firmantes consagraron los recortes salvajes cómo
único camino a la salvación, aunque para ello tuvieran que referirse
insistentemente al cierre de 2012 cuando ya estaba avanzado el año 2014.
Hoy estamos en condiciones de
comprobar cómo se hubiera comportado la competitividad comparada en el supuesto
de que LBK hubiera implantado medidas estructurales, al igual que hicieron la TOTALIDAD
de nuestros competidores financieros.
Resulta hoy, desde la perspectiva
del tiempo, ridícula y esperpéntica la puesta en escena del empresario, que en
lugar de entregar los datos para que los sindicatos calcularan el impacto
económico de sus propuestas, jugaban a que unos dijéramos un porcentaje de
reducción y ellos contestaran si les parecían bien los “ahorros” de nuestra
propuesta, como si de una subasta macabra se tratara. Que nadie piense en una
negociación en igualdad de condiciones, propuestas cuantificadas, etc. Eso no
existió. Y así salió ello.
Los recortes que se firmaron en el
ERTE de Dic-2013 ascienden a unos 90 millones de euros por año, pero si las
medidas estructurales propuestas (salidas incentivadas, negociadas y pactadas)
hubieran sido la alternativa de elección, el “ahorro” en gastos de personal
hubiera ascendido a unos 50 millones de €/año.
¿Y qué repercusión hubiera tenido
ello para la competitividad de LBK?. Pues iremos desgranando en sucesivos
comunicados cómo habría afectado a las distintas ratios. La eficiencia de la
que os hablamos en el comunicado anterior se habría visto incrementada en 4
puntos porcentuales, situándose prácticamente en la media del sector, por
debajo de CAIXABANK, IBERCAJA o KUTXABANK en cuanto a nuestro sector de
referencia, muy por debajo también de la media de los Bancos de la AEB, y al
mismo nivel que el BBVA, banco del que no se puede decir que esté mal
gestionado precisamente.
A cambio, este empresario hubiera
fraguado unas relaciones laborales serias, la paz social estaría garantizada,
no andaría jugando a la ruleta rusa en el Tribunal Supremo corriendo el riesgo
de quedarse sin “ahorros”, y tampoco habría arrastrado la imagen del Banco por
juzgados, dependencias oficiales y medios de comunicación. Todo eso a cambio de
40 millones € en los años 2014 y 2015, para finalmente terminar ofertando esas
mismas medidas estructurales unos meses después.
La explicación es que la rebaja en
la partida de gastos de personal ha debido servir para muchas otras cosas,
además de para defender la competitividad de LBK. También ha servido para dividir
a la plantilla en dos grandes grupos a base de implantar esas medidas de forma
asimétrica. Asimismo también ha servido para sacar un dinerito con qué retribuir
a los accionistas y clientes engañados
por preferentes, y de modo muy especial a enjuagar las carencias de gestión que
permiten a otros competidores lograr mejores rentabilidades jugando en el mismo
mercado, como podemos ver en los gráficos adjuntos. Para todos esto, amigas y amigos, ha
servido nuestro dinero estos 2 años.
Veamos el dato comparado de la productividad
que sacan nuestros directivos al negocio que gestionan. Lo vamos a comprobar en
forma de margen de intereses sobre el negocio (débitos de la clientela +
créditos a la clientela) y de margen bruto sobre el negocio. Es muy fácil
deducir que estamos prácticamente los
últimos en estas ratios.
Resulta
obvio que si la rentabilidad del negocio gestionado se situara sólo en la media
de nuestros competidores no habrían sido necesarios recortes de salario
salvajes. Y es que cuando el campo, la pelota, los espectadores y el árbitro
son los mismos y gana siempre el otro, pues verde y con asas, un botijo.
Ha día de hoy, llevamos 2 años de ERTE, yo soy de los agraciados con todo, trasladado a tomar x culo, 50% de reducción, 30% de reducción.
ResponderEliminarY nos faltan otros 2 años.
Si ha día de hoy estoy cobrando una mierda, debo 30 cuotas de la hipoteca, vivo de la caridad de mi familia y doy gracias a dios por ello.
Dentro de dos años esto va a ser la bomba, jejejeje