“Bad
hombres”
Ese
hombre americano de pelo dorado y casa blanca, ha inventado un spanglish, un término que no tiene una
traducción concreta en idioma español, para referirse a algunos ciudadanos,
según él poco recomendables, a los que pretende expulsar de su territorio,
Tampoco
eso nos resulta ajeno por aquí. Traemos hoy a colación a uno que está generando
sufrimiento y temor, despertando odios e iras por dondequiera que pasa. Se
trata del responsable de Banca comercial en Asturias, investido nada menos que
con el hábito de Subdirector General.
Ya
hace años—todavía en Cajastur—nos referíamos a él como “el hombre del saco”, conocida
su afición a amenazar a quienes no iban a trabajar por las tardes con
etiquetarlos como “trabajadores sobrantes”
ante “las fusiones que vienen”, o tal
vez era, no recordamos muy bien, porque se dedicaba a dar por el ídem. Y las fusiones
llegaron.
—¿Quién mejor que uno con ese perfil?— , debió preguntarse el encargado de
diseñar el clima laboral del miedo.
Pero
era prematuro, necesitaba rodarse. Por esto le enviaron a Cantabria a hacer el “master”.
Desde allí cuentan, y no acaban, sus andanzas. Amenazas a directores de
oficinas que pretendían contar en los tribunales la verdad de las preferentes. A
otros les dejaba sin vacaciones. Un
trabajador contó en su despedida del Banco cómo tras ir a declarar a 19 juicios
sobre las preferentes se negaron a
devolverle las suyas.
En
Cantabria empoderó a algunos sujetos, que aún continúan aplicando su filosofía
de las vacaciones, impidiendo a ciertos trabajadores acudir al médico o que los
directivos de las Oficinas se “mezclen” con sus subordinados a la hora del café.
O directamente prohibiendo dicha salida en otros casos. También tenemos
testimonios de llamar chulo a un director de Oficina cuando regresa tras 8
meses de baja psicológica y pide el traslado. A su guarda pretoriana cántabra
perteneció el “policía del pensamiento” que ataca a sindicalistas por la
espalda en la evaluación del desempeño, como os contábamos la semana pasada.
Sus
formas, su política de presión intolerable le convirtieron, a él y a su guardia
pretoriana, en los mayores proveedores de
los dispensarios de salud mental de Cantabria.
A
los clientes cántabros no les fue mucho mejor que a la plantilla. Nuestro hombre
se refugiaba en su despacho de las iras de los afectados por las preferentes
mientras los auxiliares administrativos daban la cara (y se la rompían) en los
mostradores. Después desplegó una fuerte actividad contra los que no podían
pagar los préstamos de sus viviendas sacándolos a rastras de las Oficinas
cuando protestaban (usando a la policía y la “ley mordaza”) mientras en el
resto de territorios se llegaba a acuerdos con las plataformas anti desahucio.
Todo ello rodeado de un estilo de prepotencia y soberbia que ha terminado por
deteriorar absolutamente la imagen del Banco en Cantabria y perdiendo un
altísimo porcentaje de la clientela original.
A
modo de resumen cabría decir que cuando nuestro hombre marchó de Cantabria el negocio
era la mitad del inicial y el absentismo laboral tres veces mayor. Estos son
sus números. El premio: ascenderle a
Subdirector General y regresar a casa para “domar” a los díscolos
asturianos.
Como
cabía esperar, unos pocos meses en su nuevo destino han sido suficientes para
deteriorar absolutamente el clima laboral en la metrópolis del Banco. Todo el
mundo nos cuenta, y coincide, en que nuestro hombre se produce cual vociferante
cuartelario, de forma vejatoria para las personas, amenazando con despidos a
quienes se niegan a aceptar su slogan favorito: “aquí se trabaja de ocho a ocho”.
Creemos
que las alarmas de la dignidad se han disparado en Asturias. Y CSICA-SIBANK va a centrarse en una estrategia que queremos hacer
pública. En primer lugar estamos dispuestos a que estas actuaciones sean denunciadas
de forma individualizada y pública. Es preciso que todo el mundo conozca a
quienes se ensañan de forma ilícita con los trabajadores y trabajadoras de este
Banco sin esconderse en el anonimato del mal clima general.
En
segundo lugar debemos establecer una estrategia defensiva contra los vociferantes
acosadores. Vamos a montar una vigilancia exhaustiva de actitudes infractoras
de derechos fundamentales, no ya sólo de las que nos afectan como trabajadores,
sino como personas.
NO
vamos a consentir vejaciones ni persecuciones a personas y tampoco
arbitrariedades que excedan de las atribuciones organizativas invadiendo
ámbitos del derecho penal. Nuestra recomendación es, ante todo, que cumpláis de
forma generosa con vuestro trabajo y que nunca os enfrentéis personalmente a
estos acosadores, pero recordad que esta tierra no se ha plegado nunca a caprichos
de cualquier opresor y que el nivel de la dignidad siempre estuvo por encima
del nivel del miedo.
Para
defender vuestros derechos es muy importante que reportéis a vuestro sindicato —CSICA-SIBANK está a vuestra disposición— cualquier conducta
que exceda a lo considerado normal en cualquier relación laboral. Vocear,
insultar, amenazar, convertir las vacaciones en un sistema de premios y
castigos, negar el permiso para acudir al médico, hacer públicos vuestros datos
de carácter personal (haciendo público vuestro rendimiento individual), y en
general cualquier otra arbitrariedad debéis comunicarla para que se accione
sindicalmente.
Os
recordamos que para que una denuncia por acoso laboral prospere resulta
imprescindible el relato escrupuloso, minucioso, de los hechos, con fecha y
hora, posibles testigos y la aportación de documentos o grabaciones de audio,
tan sencillas de hacer hoy en día con un móvil y absolutamente legales cuando se graba a ambas partes de una conversación.
Vosotros
ponéis los datos y nosotros el asesoramiento legal para combatir estas
tropelías.
Y
cuando no podáis aguantar más y esto afecte a vuestra salud, no dejéis de acudir a los dispensarios por miedo.
Una
de las especialidades de los “bad hombres” es llenarlos.
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