lunes, 5 de octubre de 2015

DOS DIRECTORES Y UN DESTINO



Hace unos 6 meses CSICA denunció ante la Delegación del Gobierno de Asturias el tremendo desbarajuste de la seguridad (uno más) de LBK. La inexistencia de medidas organizativas, sobre todo, habían ocasionado que el número de atracos aumentara de forma importante, pero el colmo fue que en Asturias estas carencias fueron trasladadas a los directores de las oficinas mediante la apertura de sendos expedientes sancionadores por exceso de existencia de efectivo. El colmo de los colmos.

Resulta imprescindible, antes de nada, que os digamos que las entidades financieras están obligadas por la Ley de Seguridad privada a distintas cosas, entre otras, a disponer de un Director de seguridad que se encargue de llevar a cabo las numerosas funciones que la ley exige. Pues bien, LBK, con su habitual sentido de la responsabilidad, lo que hizo fue contratar a un jubilado ajeno a la empresa, pensionista de la Seguridad social, incumpliendo la Ley. Es notorio que el empresario conocía la ilegalidad de este “fichaje” porque lo ocultaba, no figurando en el organigrama, ni en la Intranet ni conociéndosele actividad alguna. Sólo se le facilitó su nombre a la Policía para crear una apariencia de cumplimiento, algo frecuente en esta casa.

Normativa al margen, lo importante para todos nosotros es que la plantilla estaba corriendo serios riesgos por falta de medidas de seguridad, en una época, además, en que la violencia contra los trabajadores a manos de los preferentistas aumentó de forma importantísima, sobre todo en algunos territorios. Nosotros denunciamos internamente este asunto ante el Director de Relaciones laborales mientras veíamos que nuestras denuncias tenían el mismo eco que las de los riesgos laborales y otras muchas. O sea, ninguno. Por eso denunciamos ante la autoridad policial de Oviedo.

Pocos días después de esta denuncia el empresario procede a nombrar a un Director de seguridad, empleado de la entidad y a crear una unidad organizativa específica de Seguridad, tal y como señala la Ley, pero que el empresario había ignorado 4 años. Pensamos que se estaba dando el primer paso para ir solucionando los problemas, sobre todo organizativos de la seguridad, pero no era así. La inacción, ausencia absoluta de cualquier iniciativa para resolver los problemas, sobre todo de los trabajadores de la Red de oficinas, la falta de análisis de sus riesgos y de planificación de la actividad preventiva que le señala expresamente la Ley de Seguridad privada coincidió con una nueva escalada de atracos. Atribuimos esta falta de actividad a la inexperiencia de este compañero recién nombrado, y con el ánimo de ayudar le hicimos los deberes. Como suena.

Con el único objetivo de mejorar la seguridad de los trabajadores, pusimos a su disposición un completo Informe en el que se analiza el riesgo de atraco, las medidas de seguridad a adoptar y también todos los aspectos jurídicos-técnicos del tema. Nada, dio igual. También les entregamos el año pasado un Informe sobre otra variedad de atraco, el atraco “in itínere”, riesgo para los trabajadores que llevan, indebidamente, dinero del Banco por la calle de un lugar a otro para ahorrarse también el dinero del furgón. ¿Qué representa la vida de un trabajador frente a la cantidad de euros que se “ahorran” para entregárselo a los accionistas amigos?.

Es evidente que no se trataba de inexperiencia, que también, sino de “que no se me pone” porque igual para hacerlo no vale cualquiera, pero para copiar se supone que sí. La falta de actuación trajo consigo más atracos. Ahora los “malos” han visto que en LBK hay pasta en las oficinas hasta para regalar. La existencia, entrega y recogida del efectivo, se deciden en función del ahorro de hacer menos paradas el furgón blindado. Nadie se ha dado cuenta de que existencias muy altas suponen un factor de atracción por los botines elevados, o lo que es lo mismo, han optado por cambiar dinero por riesgo para los trabajadores.

Y los “malos” se han dado cuenta de que pueden venir a una sucursal de LBK y llevarse una pasta, entreteniéndose incluso por encima de los 20 minutos en que abran todos los contenedores de efectivo. Y esto es un riesgo altísimo para los trabajadores de la Red, bastante cargaditos ya de ansiedad como para tener que mirar una pistola durante 20 minutos e imaginarse si se va a disparar.

¿Cuánto tardarían estos jefes insensibles e incumplidores de la Ley de LBK en adoptar medidas si un día le pusieran una “pipa” en las narices?. Ahora los “malos” van a buscar a los trabajadores a la calle, lo intimidan y le meten en la sucursal hasta que se libera hasta el último euro. Y como el que oye llover.

Cualquiera podría pensar con este panorama que LBK tiene carencia de medios. Pues no, y esto es lo tremendamente paradójico. Porque no solamente tenemos un director de seguridad sino dos. Seguimos teniendo al Director de seguridad “fantasma”, ficticio, que hemos tenido 4 años, que nadie sabe a qué se dedica porque nunca ha hecho absolutamente nada, y tenemos también un director de seguridad/testaferro que únicamente sirve para acreditar que LBK “cumple” desde el punto de vista formal con la Ley.

Un pensionista y un testaferro. Dos directores y un destino. Esta es la realidad. Y os preguntaréis todos que cómo lo sabemos sino aparece en escena. Pues muy fácil, porque en una revista especializada de seguridad, CUADERNOS DE SEGURIDAD, se autopresenta, ni corto ni perezoso, como “Director de Seguridad” en su número de Setiembre de este mismo año. La falta de eficacia sigue siendo la misma de siempre con dos, con uno o con ninguno, pero la infracción legal es múltiple, porque el Director “fantasma” no puede ejercer como tal porque no es empleado de LBK, porque ha perdido hace tiempo su habilitación para ejercer por causa de jubilación, y porque la Ley dice que tiene que haber “un” Director, y no dos.

Toda esta profusión de irregularidades ya la hemos puesto en conocimiento de la Policía y le hemos solicitado dos cosas: que sancionen a los responsables por poner en grave riesgo la integridad física y psicológica de los trabajadores, y que se dejen de leches y se pongan a trabajar.

O a copiar. Pero algo.


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