“Chorizada”
en grado de tentativa
Algún sindicato ha calificado
la oferta de prejubilaciones del empresario LBK como una estafa, y razón no le
falta. Otros han dicho que si los trabajadores lo aceptan, pues allá ellos. Desde
luego puede adivinarse tras la iniciativa empresarial el ánimo de lucro del
actor (aquí salta a la vista), que utilicen engaño bastante para hacer incurrir
a la víctima en error (en la oferta parece que todo el mundo se marchará con el
75% neto, como mínimo), induciéndole a realizar un acto de disposición (firmar)
en perjuicio propio (más abajo veremos hasta qué punto). Y nosotros en CSICA decimos que para ser una estafa le
falta la voluntad maliciosa de delinquir.
Lo que sucede es que, como decía el profesor Sampedro, el tigre mata, no porque
sea malo sino porque es tigre. Cada uno a lo que está acostumbrado.
Así que lo dejaremos en “chorizada en grado de tentativa”
(porque todavía no ha firmado nadie). No podemos dejar de referirnos además de
al fondo, que a ello vamos ahora, también a la forma, a la puesta en escena.
Cualquiera que haya frecuentado ambientes académicos sabe que en materia de
gestión de personas la salida de los trabajadores de la empresa es una etapa
fundamental de dicha gestión. Se enseña también que la imagen de la empresa (y
más si ésta es de servicios) debe cuidarse de manera especial en el momento de
la desvinculación. Pero, claro, para ello no vale con haber pasado por delante
de la Universidad. Hay que entrar. Y tampoco viene en el “Marca”.
Lo que sí viene en los
diarios deportivos es eso de las cámaras hiperbáricas que utilizan algunos deportistas
de élite para conservarse jóvenes. No creemos que sea esto a lo que se refiere
el Jefe de relaciones laborales cuando señala como objetivo del Plan “el
rejuvenecimiento” de la plantilla, aunque cualquier sabe. Rejuvenecer tiene que
ver con “relevar”, con sustituir lo viejo por lo nuevo, y en eso no están,
seguro. Parece que tuvo intención de referirse, con poco acierto, a reducir la
edad media de la plantilla. Fijaros, si hubiera dicho “desviejar” todo el mundo le hubiera entendido, porque eso es lo que
pretende el empresario y el término existe en la RAE, pero ha querido darle un
tono “académico” en un párrafo que no aparece en la Intranet y por eso lo
recogemos aquí, además de porque pasará a los anales de la (mala) gestión:
“Algunos estudios reflejan que los
trabajadores de mayor edad,
cercanos a la jubilación, registran un cansancio y desmotivación superior, a consecuencia
del mayor recorrido profesional previo y de la incertidumbre del futuro inmediato. Todo ello, no cabe duda,
supone una minoración en el rendimiento
obtenido en su trabajo.”
Cuando dijo “trabajadores de
mayor edad” seguro que se quiso referir a trabajadores con formación elevada, con
una experiencia importante, que han sido postergados, vilipendiados,
perseguidos hasta los dispensarios médicos, atacados en su dignidad, tal vez con
el fin de ir “preparándolos” para que
acepten sin rechistar chorizadas como la que nos ocupa.
Y de incertidumbre nada. Todo
apunta que el texto salió sin revisar, porque en caso contrario hubiera reparado
su autor en que la incertidumbre laboral es un mal de jóvenes. Los más viejos
no tenemos ninguna incertidumbre. Lo que tenemos es la certeza absoluta del
escaso futuro de una empresa dirigida por personas que ya han acreditado que no
pegan una al derechas, que viajan en dirección contraria a la de sus rivales de
mayor éxito y también de lo que se enseña en las Universidades (a los que
entran). Certeza absoluta, nada de incertidumbre.
Acertó, sin embargo, con lo
del cansancio. Cansados todos, los viejos y los jóvenes, de soportar desprecios
y patadas durante 4 años. Cuatro largos años de presión deliberada y
desmesurada, cuatro años de acciones capaces de desmotivar a cualquiera, cuatro
años de “catequesis” para que todo el mundo comulgue ahora con estas ruedas de
molino.
Se nos ha hurtado a los sindicatos
la oportunidad de cumplir la Ley y negociar en nombre de este colectivo. Se nos
ha prohibido, incluso, acompañar individualmente a cada uno de los afectados.
Respetamos en CSICA profundamente la autonomía de la voluntad de todos y cada
uno de estos compañeros/as, pero es nuestra responsabilidad que el
consentimiento que puedan prestar sea un “consentimiento informado”.
Salvo algún error cometido al
interpretar la imprecisa y mal redactada oferta empresarial, aquí os dejamos
algunas reflexiones que deberíais tener en cuenta antes de dar por concluida
con una firma no sólo un contrato de trabajo, sino todo lo que a él se anuda en
el ordenamiento jurídico. En el momento de firmar se acabaron los derechos. La
renta mensual que pretenden no tiene incrementos por IPC, antigüedad, etc., si
pagaran todo de una vez tendríamos una deducción del 30% del IRPF pero no así
cuando es en forma de renta. No olvidéis tampoco que si estáis cobrando el paro
dejaréis de hacerlo. Algunos no pueden jubilarse anticipadamente a los 63 años
por falta de años de cotización y el paro que cobren tendrán que pagárselo a la
SS para conservar sus expectativas de pensión. Y un etcétera que no cabe en un
comunicado.
El empresario hace una oferta
impresentable cuando exige que la otra parte ponga fin a sus derechos en un
solo acto, mientras que él únicamente aporta en el momento de la firma una
promesa de pago.
Y es que el empresario a
cambio de la firma promete “indemnización así como en diferido” durante 4 años,
oferta con evidentes perjuicios para el trabajador, y tendenciosa si es verdad
que tienen el dinero en una cuenta, algo que puede ser verdad y no haber
sucedido. Esta promesa empresarial sólo tiene un pilar de apoyo para el
trabajador, la confianza de que cumplan lo que firman. Pero no olvidéis, amigas
y amigos, que la confianza es como el virgo, sólo se pierde una vez, y este
empresario ya ha incumplido anteriormente lo firmado con otro colectivo
importante de prejubilados que debieron acudir a los tribunales porque les
quisieron “soplar” unos 15.000 euros a cada uno de las cantidades que tenían firmadas
en un contrato.
Análisis de los números.
Hace 3 meses os adelantamos
que, a juzgar por el coste total publicado en el BOE de Menéndez (La Nueva
España) de 111 millones, estábamos ante
una prejubilación al 50% sobre el salario bruto. Pero ni eso. Los números que
adjuntamos sobre un hipotético prejubilado medio nos dicen que ni llega a ese
porcentaje ¡pero además, con valores
netos!. Podéis observar que la pérdida efectiva neta que sufre este
prejubilado medio es superior a lo que cobra, neto también.
Y otro dato más, esa renta
que percibirá este prejubilado medio está muy lejos del neto que le pagará la
pensión de la Seguridad Social. Así que lo dicho: una chorizada en grado de
tentativa porque esperamos que no
estéis tan desesperados como para que estos tipos se salgan con la suya.
Y una reflexión final.
Suenan, hasta en el Banco de España, tambores de absorción. Los que absorben
pagan bastante más por largarse. Y faltan pocos meses.
Tic, tac, tic, tac.