“E pur si muove”
(Y sin embargo, se mueve)
Cuentan que esta frase fue dicha por el astrónomo
Galileo cuando la Inquisición, también española, le obligó a retractarse sobre
sus afirmaciones de que el mundo giraba alrededor del Sol. Galileo ya sabía
entonces que el mundo era esférico y que por eso todo vuelve, que la historia
se repite. Y eso es lo que nos está pasando a CSICA ya hace un tiempo con este empresario que nos ha tocado en
suerte, que nos amenaza por escrito haciéndonos adjurar de la verdad. Sólo hay
un problema y es que ni él es la Inquisición ni vivimos en el siglo XVII. Hoy,
mal que bien, estamos en un país moderno que se ha dado a sí mismo un sistema
de libertades públicas concretado en derechos fundamentales que no siempre son
respetados.
El empresario Liberbank olvida que cuando se comienza
la jornada laboral en una empresa, esos derechos fundamentales que asisten a
todos los trabajadores, tengan o no la condición de sindicalistas, NO se dejan
colgados en el perchero. Por el contrario, siguen estando plenamente vigentes y
le está absolutamente vedado a ese empresario su transgresión. Sin embargo, la
falta de formación en valores constitucionales de sus representantes unido a
una actitud que fomenta estas prácticas ya sea de forma activa o pasiva,
expresa o tácita, así como una cultura empresarial basada exclusivamente en las
cosas —en el dinero casi exclusivamente— y no en las personas, está generando
toda una suerte de ataques a estos derechos, algunos de ellos de tal relevancia
como el derecho fundamentalísimo a la dignidad o a la libertad.
CSICA ha visto cómo sus
dirigentes eran gravísimamente amenazados, una vez más, hasta con acciones
penales por atreverse a denunciar la prolongación masiva de jornada de la
plantilla precisamente cuando tiene reducidos el salario y la jornada por un
ERTE, hechos especialmente graves y suficientemente
generalizados como para que sean motivo de ocupación sindical, que no es otra
que la defensa de los intereses de los trabajadores, compromiso que un
sindicato mayoritario como CSICA no puede ni debe obviar.
Hemos visto cómo se hurtaba, de nuevo y a pesar de
tener sentencias de la Audiencia Nacional en contra, el derecho de todos los
trabajadores a recibir información sindical así como el que tiene CSICA,
formando parte del núcleo de la libertad sindical, a comunicarlos. Primero nos
impidieron enviar los comunicados por la valija, más tarde impidieron que utilizáramos
el correo corporativo aduciendo algo tan peregrino como la saturación de sus
servidores. Después trataron de censurar la información que no les gustaba. Cuando
la Audiencia Nacional, después de sendos acuerdos en sede judicial no
respetados, les obliga a abrir sin censura la Intranet, de nuevo vuelven a impedir
su publicación, vuelven a situarse en el papel de censores calificando la
información sindical de falsa.
Si los hechos que denuncia CSICA fueran falsos
suponemos que también estarán amenazando a los inspectores de trabajo que
tienen la osadía de acreditar en sus actas de infracción el trabajo fuera de
horario. El límite que tiene el derecho a la libertad sindical es el respeto a
la exigencia legal de la buena fe, concepto jurídico que por indeterminado, ha
debido ser construido por la jurisprudencia que sustancialmente prohíbe
conductas desleales a ambas partes de la relación laboral. Este principio
modula los derechos y obligaciones recíprocas de la relación laboral “sin embargo, esto no significa que exista
un deber genérico de lealtad con un significado omnicomprensivo de sujeción del
trabajador al interés empresarial, pues no resultaría acorde con el sistema
constitucional de relaciones laborales” recuerda el Tribunal Constitucional
en sentencia 186/1996.
CSICA ha denunciado unos hechos, una prolongación de
jornada cuantitativamente muy importante y cualitativamente muy infractora de
varias leyes de este país, y lo ha hecho con respeto absoluto al más exquisito
procedimiento soportado en la buena fe:
- Hemos tenido
centenares, sino miles de quejas de compañeros en todos los territorios
que nos alertaban sobre la prolongación de jornada.
- Tenemos la evidencia de
trabajadores a los que se les ordena por parte de sus superiores que
prolonguen su jornada.
- Tenemos la evidencia de
ver cómo los trabajadores acuden por las tardes al trabajo (porque de
repente no se vuelven invisibles).
- Y tenemos la
descripción completa de un procedimiento de obstrucción de la labor inspectora
que incluye la evacuación planificada de edificios de quienes acuden a
trabajar por la tarde para no ser sorprendidos por el Inspector de trabajo
actuante.
En base a todos estos antecedentes
- Pusimos en marcha un
trabajo mediante un cuestionario estadístico anónimo, construido y tabulado
por compañeros que pueden acreditar especialidad universitaria en la
materia, con una validación métrica conforme a estándares científicos.
- Contrastamos sus
resultados con el conocimiento directo por evidencias de nuestros compañeros
delegados en los distintos territorios.
- Nos apoyamos en las
innumerables visitas seguidas de actas de infracción con presunción de certeza
de la Inspección de Trabajo en las que queda patente el trabajo fuera del
horario fijado en el ERTE.
- Por si acaso ello fuera
poco, y una vez concluido un estudio riguroso, nos hemos dirigido por
escrito al empresario, únicamente con la intención de hablar de
este asunto. Dos días después de enviarles esta invitación un delegado
sindical de CSICA fue trasladado al almacén a colocar cajas de cartón.
- Después de que el
empresario contestara a nuestra invitación con una negativa desabrida le
hemos remitido dicho Informe solicitándole simplemente que dicte una
circular recordando lo que dice el Estatuto de los trabajadores para las
empresas que tienen reducción de jornada: que se prohíban las horas
extraordinarias.
La reacción del empresario ha sido, una vez más,
censurar nuestra información y amenazar gravemente a quien la remite. Desde
aquí le volvemos a decir que hemos puesto a disposición de los jueces sus
amenazas, sus discriminaciones y sus arbitrariedades buscando la tutela
judicial. No queremos desaprovechar la ocasión de reiterar al empresario Liberbank
que nadie, ni siquiera él con todos sus caros abogados, está por encima de la
Ley. Que vivimos en un estado de derecho y no en el siglo XVII.
Y que a pesar de sus amenazas, e pur si muove, o sea, que sí se trabaja de forma generalizada fuera del horario laboral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, en breve estará visible.