O como acongojar a todos para que trabajen por las tardes, en vacaciones, festivos, y demás fiestas de guardar.
Volvemos con este
asunto que ha generado mucho más revuelo del que preveíamos, y que tiene a los
compañeros y compañeras acongojados. En este Banco lo malo siempre es
superlativo y por eso nos quedamos cortos con las previsiones. Se nos queda la
boca abierta oyendo al Consejero de Liberbank, Garicano, a la sazón catedrático de economia y estrategia de la London School of
Economics, nada menos, proponer escenarios idílicos donde el capital humano sea la clave de bóveda
de un país que “debe ser normal”.
No tenemos espacio
ni ha lugar para explicar el capital humano, pero sí dejar, a los efectos de lo
que aquí vamos a tratar, unas pinceladas a ver si alguno o alguna se ve
representado en esta teoría de quien parece ser el “consejero estrella” de Liberbank.
Las empresas
punteras valen lo que valen sus plantillas en función de una productividad bien
entendida, y sin que medien los látigos ni los latigazos, que es lo contrario
de lo que sucede en Liberbank. El concepto de productividad es imprescindible
para el crecimiento de las empresas y de los países, y se sustenta
fundamentalmente en el conocimiento, que es como una mezcla de formación e
información que se contrasta con los demás. La formación (no la de las tardes)
y el desarrollo del factor humano están en la base de lo que hoy se conoce como
sociedad y economía del conocimiento. El objetivo último es hacer aflorar el talento,
fomentarlo.
Volviendo al
superconsejero Garcicano, decimos que en su testa de “genio económico” también porta
las dos boinas ya conocidas en esta empresa (las de Menéndez son
archiconocidas) pues dice una cosa en la tele y otra absolutamente opuesta en
el Consejo de LBK. No sabemos si es que no le cuenta lo que de verdad está
pasando, o alternativamente, no le hace ni puto caso nadie.
Buen ejemplo para
ilustrar lo dicho es el lío, cojonudo, que están montando con la evaluación del desempeño, que no es
evaluación ni tiene nada que ver con el desempeño. Evaluar es señalar el valor
de algo y en este montaje que han hecho, teóricamente para buscar y lanzar el
talento, lo único que están consiguiendo es acojonar, desmoralizar y desmotivar
aún más a una plantilla que no ha olvidado que llegó a gestionar más de la
mitad de la clientela en cada territorio y que ahora, 4 años después, se está enterando
de que es medio tonta. O tonta entera.
Y lo dicen tipos
que ni siquiera la conocen pero que andan atentos a decir a los evaluadores la
nota que deben poner, aunque para ello deban mentir, que es lo que está
haciendo la mayoría. ¿Cómo se puede hablar de objetividad en una evaluación
cuando se le obliga a los evaluadores a rebajar la nota hasta por 3 veces en
algunos casos?. ¿Cómo puede hablar de objetividad alguien que evalúa sin conocer
al evaluado? ¿Pero qué pantomima de comedia bufa es ésto?
¿Es que de repente
ha sobrevenido alguna pandemia que haya convertido sólo en listos a los
evaluadores a distancia? Verán, podrán quitar el dinero a los trabajadores,
podrán de alguna forma hacer que vayan a trabajar fuera del horario y sin
cobrar, pero decirles que son tontos en su cara y por escrito es absolutamente
mezquino, cruel, inhumano e irrespetuoso con lo más esencial de las personas
después de la vida, que es la dignidad. ¿Pero no se dan cuenta de que este
trabajador o trabajadora que se esfuerza durante toda su vida, que se esmera en
el trato a las personas, cuando un tipo le pone una nota de 0,4 le está
enviando directamente a la humillación y al dispensario médico? (nuestro índice de absentismo es de más del
doble que la media del sector. Y después dicen que no es deliberado).
Pero es que además, como no les explican por qué, algunos evaluadores en su buena fe —también hay
muy mala leche— les está diciendo que no les pueden poner más nota porque las
puntuaciones altas están prohibidas, porque no van a trabajar por las tardes o
porque cogen horas sindicales.
Como quiera que, incumpliendo
la Ley , no han
dado traslado de la evaluación con carácter previo a Comités de empresa o
secciones sindicales, ahora y a la vista de los hechos, desde CSICA exigimos la
inmediata retirada de todo este montaje porque creemos que no es todo ello más
que una mascarada para segmentar, para dividir, para generar más humillación y
desprecio a una plantilla que no se merece estar marginada de esta manera. Una
disculpa para crear listas que, tal vez, algún día tengan intención de utilizar.
Lo que persiguen las famosas boinas de Menéndez y Garicano, en el fondo, es que
todo el mundo trabaje por las tardes, en las oficinas, SSCC, o desde casa, pero
que trabajen a destajo…
Hecho que es
absolutamente vergonzoso. ¿Se puede saber de qué capital humano habla el Sr.
Garicano?
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