EL TABERNERO Y EL BORRACHO
Cualquier aficionado a la gestión se llevaría las manos a la cabeza si le
dijeran que el absentismo en su empresa duplica a la de su sector. Pero el empresario LBK , que se supone que es
un profesional, ve las cosas desde distinta óptica. Ya se sabe que una cosa
piensa el tabernero y otra el borracho. Cuestión de perspectiva. Los gestores
al uso ven el absentismo como una pérdida de productividad. Los gestores de LBK
consideran a los trabajadores enfermos como costes que le “pasan” al Estado
para que éste les pague. El gestor tradicional valora el coste de oportunidad
del trabajador ausente (lo que deja de producir). El gestor LBK valora lo que
deja de pagarle. Esta es la cuestión. Sólo que el asunto no resulta tan sencillo.
Y es que en todo este despropósito existe una cuestión angular: el sufrimiento de las
personas. Recientemente un compañero de baja por depresión nos
comentaba que recibía correos encargándole cosas a las 2 de la mañana. Ante
nuestra cara de estupefacción (y de incredulidad) sacó su móvil y pudimos
comprobarlo.
Si ya es bastante tremendo que te persigan organizativamente hasta que no
tienes otra salida que el dispensario, el colmo es ya que te sigan presionando
cuando estás de baja. Nuestro compañero nos contaba que la misma cara había
puesto su psiquiatra de la sanidad pública, hasta que se lo mostró. Esa es la
imagen que nuestros grandes gestores (sobre todo de personas) van dando por las
instituciuones y el trato a quienes después nos encargan que pongamos buena
cara vendiendo productos que nadie necesita.
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