(Debajo de la capa de Luis Candelas
se esconden piojos como ciruelas)
¡ Albricias ¡. Por fin vamos a tener en LBK “cultura
corporativa”. De verdad. Viene en la Intranet. Y la vamos a tener “para avanzar
en el sentimiento de pertenencia e integración de todos los empleados”. Ahí
queda eso. Si es que no sentís la camiseta, y así no vamos a ninguna parte. Se
trata de algo realmente ilusionante y por eso queremos compartirlo con
todas/os. Vamos, que nada más leerlo se nos han ido los dedos solos al teclado
para compartirlo. ¿Qué es eso de salir huyendo a los dispensarios médicos? ¿A
dónde vamos a ir si os seguís refugiando en los consultorios de la Seguridad
Social?¿ Y los que pusieron tierra de por medio por un plato de lentejas (medio
lleno)?. Vaya ejemplo para los más jóvenes.
Ahora, y tras 4 años de ensayos prueba/error, nuestra
Alta Dirección hace propósito de la enmienda, un acto de contrición empresarial,
y ha decidido construir una cultura corporativa. Como Dios manda. ¿Y cómo lo
hará?. Pues con “palancas novedosas” y procurando que conozcáis los valores
corporativos, que hay que leer más la Intranet y menos el Marca. Los valores esenciales son:
·
HONESTIDAD. ¿Qué
tiene que ver que le soplen la pasta a las jóvenes madres empleadas?, un desliz
al fin y al cabo. Y quitarnos la pasta a los trabajadores para dársela a los
propietarios del capital no es más que la adaptación creciente a un mundo
ultraliberal que es lo que está de moda, que no os enteráis.
·
SINCERIDAD.
Pero vamos a ver ¿a quién no se le escapa una mentirijilla de vez en cuándo?,
mentir a los jueces o a los inspectores de trabajo es sólo una “palanca” más de
la gestión porque ya se sabe que una mentira bien compuesta mucho vale y poco
cuesta.
·
TRANSPARENCIA. Pero
¿qué pasa, que a alguno de vosotros le han ocultado algo alguna vez en esta
empresa?. Eso que llamáis ocultación y opacidad no es otra cosa que sigilo
empresarial, que lo sepáis, porque si os lo cuentan luego vais y lo cascáis por
ahí. Que el correo se reparta a granel en determinados centros de trabajo es
sólo un pequeño sacrificio que se pide a los trabajadores para poder pagar los
pasos de cebra de Fernando Alonso.
·
CERCANIA. A
ver ¿es que las puertas de los
directivos no están abiertas para todos?. ¿Es que a alguien se le ha negado una
reunión? ¿no se contesta a vuestros correos?. Es posible que haya pasado alguna
vez pero no deberíais olvidar que los directivos (los Altos) están terriblemente
ocupados en sacar esto adelante para que todos vosotros y vuestros hijos podáis
comer. Que no entendéis nada. Cuando te mandan desde Tenerife a Taramundi (más
de 2500 km) lo hacen desde la proximidad, desde el cariño, para que descubras
lo auténtico, la nieve, y si te aburres, pues te dejan abrir la Oficina para
entretenerte por la tarde.
·
ESPONTANEIDAD.
Pero ¿no se os dan siempre respuestas “relevantes y sensatas”? Pues unas veces
sí y otras no, que tampoco puede ser esto un colegueo. Poco importa que a veces
os parezca que el que contesta no tenga ni puta idea. Sólo es que le habéis
cogido en un mal momento interrumpiendo alguno de sus procesos mentales, o
alternativamente, es que no eres capaz de comprender la coletilla “pues en
Cajastur siempre se ha hecho así”.
·
NATURALIDAD.
Nada de artificio ni pamplinas, “los mensajes se trasmiten de forma sencilla”.
Sin sofisticaciones. Cuando el de arriba habla de “omnicanalidad comportamental”
todo el mundo debería saber que se está refiriendo a una reestructuración de la
plantilla, una externalización del trabajo y al cierre de 250 Oficinas ¿De qué
podría estar hablando si no?.
·
PRUDENCIA. ¡
Ah la prudencia, virtud de dioses ¡, esto sí que era urgente corregirlo porque
la imprudencia grave o temeraria de algunos directivos les tiene ya en la puerta
del Juzgado de lo penal. Porque la otra, la prudencia del día a día, es propia
de pacatos, más que virtud, defecto que no casa bien con el arrojo que se pide
para combatir al adversario durante 10 o 12 horas diarias.
·
RESPONSABILIDAD. También es un valor un tanto desconocido por aquí. La responsabilidad
con minúsculas, la de andar por casa, a duras penas, pero existe. Ahora toca
inventarse la responsabilidad social corporativa, pero ¡hay buenas noticias!
nos han dicho que va a tener que existir para parecer un banco de verdad en la
Memoria de este año, que bastante jodidos están los stakeholders con sus desahucios, sus pérdidas en bolsa o sus
reducciones salariales. Así que calma. Y en cuanto a los errores ¿qué? ¿no
pretenderéis que los paguen de su bolsillo, no?. Para eso ya está el dinero de
clientes y trabajadores.
·
COMPROMISO. A
ver ¿a quién le han dado aquí una palabra y no se ha cumplido?. A nadie. Puede
que tú, querida/o compañero/a, no hayas entendido bien. Muchas veces los jefes
escriben recto con renglones torcidos. Y lo firmado igual tiene que ceder, a
veces, ante el interés superior del establecimiento. Y si el currela no se
entera bien de lo que dice el papel, pues al Juzgado para que se lo explique su
señoría.
·
TRAIDICION RENOVADA. Pero ¿quién ha dicho que aquí no se “respeta la esencia” de nuestros
orígenes?. Cuando se mandan libros de la historia de las Cajas socias a
destruir a Asturias es sólo por motivos de aligeramiento de estanterías.
Faltaría más.
La verdad es que no sabemos
por qué quieren profundizar en la “cultura corporativa”. ¿Quién puede decir que
aquí no se respetan los derechos de los trabajadores, la dignidad, o las
Sentencias de los tribunales? (porque no es lo mismo calcular la devolución del
ERE —6 meses— que aplicar sus descuentos —1 día—).
Y la reputación, ese mal
endémico de la sociedad de la información, qué?. Pues que si hubiera más
control y más orden no saldrían a la prensa toda esa sarta de mentiras que
hablan del Banco con peor imagen entre los consumidores, pesebre de consortes y
colegueo de Ministros (de Justicia). ¡Una conspiración de nuestros
competidores, que nos tienen envidia!. Cuando por descuido tenemos que sacar a
rastras a los de la PAH de las Oficinas mientras nuestros rivales se rinden
firmando, pues unos vendidos, oiga. Orden y control. Por eso tenemos 2 directores
de seguridad.
Además, no sabemos qué
tienen que decir de la reputación. Ya hemos cambiado totalmente nuestra imagen.
Nos hemos cargado los colorines de los territorios. Ahora nuestro color
corporativo llamativo, poderoso, atractivo, propio de las mejores cosas (día
“gris”, hombre “gris”, etc.) ha contribuido a crear una imagen poderosa al
mismo tiempo que discreta, con nuestros rótulos integrándose, difuminándose
entre el gris de las fachadas.
Que se preparen nuestros
adversarios, incluidos los grandes, esta maquinaria no hay quien la pare. Y
menos después de que “todos los empleados del Banco” hayáis sido inoculados con
esta nueva “cultura corporativa”, cual
alfas de “Un mundo feliz”.
Lo peor es que se lo creen y el lo haya creado, si no se lo han encargado a la consultora de un amigo o sobrino, estará satisfecho.
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