Es
proporcional. Cuanto más incompetente es la dirección, más deben “arrear” los
capataces a la tropa. Y cuando más “arrean”, más se llenan los dispensarios
médicos. Y cuanto más bajas por estrés, más gana la dirección, porque en la
incapacidad temporal paga el Estado.
Esto
es lo que les enseñan en las escuelas de negocios ultraliberales. Bueno, eso
suponiendo que alguno de ellos haya ido.
Cada
vez que hemos denunciado este clima tóxico que ha implantado la dirección de
LBK en estos 8 años podría parecer que estamos hablando de cuestiones
subjetivas. No hay más que ver con qué afán se entregan algunos vendidos, hasta anteayer compañeros,
que ya se sabe que no hay peor santo que el converso, lo que quiere decir que
nuestra subjetividad no siempre es compartida por toda la plantilla. Se nos
quedó grabado uno de estos abducidos que en reciente visita a su centro de
trabajo nos dijo que no trabajaba en LBK, que ella (era mujer en este caso) “vendía
confianza”. Ahí queda eso.
Por
eso durante estos años hemos debido recurrir a objetivar esta infamia, estas
amenazas, este clima implantado deliberadamente por el empresario más sancionado
por las administraciones y más condenado
por los tribunales, de todo el sector financiero. Para ello hemos recurrido a
los indicadores de absentismo por enfermedad común, aunque los “arreadores” tratan
de entretenernos con el absentismo de accidentes de trabajo como si esto fuera
Altos Hornos de Vizcaya (aunque algunas veces lo parezca).
Pero
lo que no podemos perder de vista es el absentismo por enfermedad común. La
explicación es que un gran porcentaje de jornadas perdidas se debe a bajas médicas
por estrés y por persecución, que los médicos del sistema
público no califican como accidentes de trabajo.
Deberíamos
disponer de este dato de absentismo trimestralmente, pero resulta duro entregar
estadísticas tan infumables y por eso, estos “directivos” han decidido no
entregarlos o, directamente, publicar algunos que no tienen absolutamente nada
que ver con la realidad.
Este
asunto ha sido reiteradamente denunciado por SIBANK, ante la empresa, ante la
inspección de trabajo que les ha sancionado un montón de veces, e incluso ante
los tribunales del orden penal donde están ahora mismo imputados. Pero es sabido
que a nuestros intrépidos directivos todo esto se la sopla.
Nuestro remedio más
inmediato debemos confiarlo a la próxima absorción o compra donde esperamos que
los nuevos gestores alejen a estos especímenes de la gestión de personas,
evitando así que sigan masacrando a una plantilla acosada, amenazada,
perseguida y desorientada hasta el punto que algunos se declaran públicamente “vendedores
de confianza”.
Entretanto
llega el agua de mayo, aquí os dejamos la evolución de los indicadores de absentismo
que doblan los mejores datos del sector, en concreto de una entidad española a
la que nombran cada año mejor banco de Europa, que no ha tocado un duro del
salario de sus trabajadores en esta crisis, pero que su calidad directiva
garantiza que sigan siendo líderes del sector.
Esta
información dice la ley que deben entregárnosla trimestralmente junto con
sus causas. Pero esto, como cabía esperar, tampoco se cumple. En concreto,
acabamos de recibir los datos del primer trimestre de 2018 (un año de retraso)
y hemos elaborado la evolución del absentismo desde que estos directivos
tomaron las riendas, y el primer análisis que hacemos es que las bajas por
estrés son en realidad un ERE encubierto y gratuito de unos 150 trabajadores
por año, ya que la IT corre a cargo de los fondos públicos.
Obsérvese
cómo el absentismo ha crecido por encima del 250 por ciento desde que Menéndez coge las riendas (y eso dando
por supuesto que sus datos se corresponden con la verdad). Véase asimismo cómo
el dato de absentismo de 2016 que se facilita a los sindicatos (4,71%) no tiene
nada que ver con el que publican en el Informe de Responsabilidad Social
Corporativa de 2016 (1,36%), con una evidente falta de respeto por la verdad.
Este
Informe anual—sólo publicaron el de 2016— establecido por la CNMV tiene como
objetivo mostrar indicadores de una gestión que debiera ser teóricamente responsable,
también en materia de personal. Pero Menéndez les entrega algo que pudo ser
verdad y no haber sucedido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, en breve estará visible.