viernes, 22 de febrero de 2019

PUDO SER VERDAD Y NO HABER SUCEDIDO


Es proporcional. Cuanto más incompetente es la dirección, más deben “arrear” los capataces a la tropa. Y cuando más “arrean”, más se llenan los dispensarios médicos. Y cuanto más bajas por estrés, más gana la dirección, porque en la incapacidad temporal paga el Estado.

Esto es lo que les enseñan en las escuelas de negocios ultraliberales. Bueno, eso suponiendo que alguno de ellos haya ido.

Cada vez que hemos denunciado este clima tóxico que ha implantado la dirección de LBK en estos 8 años podría parecer que estamos hablando de cuestiones subjetivas. No hay más que ver con qué afán se entregan algunos vendidos, hasta anteayer compañeros, que ya se sabe que no hay peor santo que el converso, lo que quiere decir que nuestra subjetividad no siempre es compartida por toda la plantilla. Se nos quedó grabado uno de estos abducidos que en reciente visita a su centro de trabajo nos dijo que no trabajaba en LBK, que ella (era mujer en este caso) “vendía confianza”. Ahí queda eso.

Por eso durante estos años hemos debido recurrir a objetivar esta infamia, estas amenazas, este clima implantado deliberadamente por el empresario más sancionado por las  administraciones y más condenado por los tribunales, de todo el sector financiero. Para ello hemos recurrido a los indicadores de absentismo por enfermedad común, aunque los “arreadores” tratan de entretenernos con el absentismo de accidentes de trabajo como si esto fuera Altos Hornos de Vizcaya (aunque algunas veces lo parezca).

Pero lo que no podemos perder de vista es el absentismo por enfermedad común. La explicación es que un gran porcentaje de jornadas perdidas se debe a bajas médicas por estrés y por persecución, que los médicos del sistema público no califican como accidentes de trabajo.

Deberíamos disponer de este dato de absentismo trimestralmente, pero resulta duro entregar estadísticas tan infumables y por eso, estos “directivos” han decidido no entregarlos o, directamente, publicar algunos que no tienen absolutamente nada que ver con la realidad.

Este asunto ha sido reiteradamente denunciado por SIBANK, ante la empresa, ante la inspección de trabajo que les ha sancionado un montón de veces, e incluso ante los tribunales del orden penal donde están ahora mismo imputados. Pero es sabido que a nuestros intrépidos directivos todo esto se la sopla. 

Nuestro remedio más inmediato debemos confiarlo a la próxima absorción o compra donde esperamos que los nuevos gestores alejen a estos especímenes de la gestión de personas, evitando así que sigan masacrando a una plantilla acosada, amenazada, perseguida y desorientada hasta el punto que algunos se declaran públicamente “vendedores de confianza”.

Entretanto llega el agua de mayo, aquí os dejamos la evolución de los indicadores de absentismo que doblan los mejores datos del sector, en concreto de una entidad española a la que nombran cada año mejor banco de Europa, que no ha tocado un duro del salario de sus trabajadores en esta crisis, pero que su calidad directiva garantiza que sigan siendo líderes del sector.

Esta información dice la ley que deben entregárnosla trimestralmente junto con sus causas. Pero esto, como cabía esperar, tampoco se cumple. En concreto, acabamos de recibir los datos del primer trimestre de 2018 (un año de retraso) y hemos elaborado la evolución del absentismo desde que estos directivos tomaron las riendas, y el primer análisis que hacemos es que las bajas por estrés son en realidad un ERE encubierto y gratuito de unos 150 trabajadores por año, ya que la IT corre a cargo de los fondos públicos.



Obsérvese cómo el absentismo ha crecido por encima del 250 por ciento desde que Menéndez coge las riendas (y eso dando por supuesto que sus datos se corresponden con la verdad). Véase asimismo cómo el dato de absentismo de 2016 que se facilita a los sindicatos (4,71%) no tiene nada que ver con el que publican en el Informe de Responsabilidad Social Corporativa de 2016 (1,36%), con una evidente falta de respeto por la verdad.




Este Informe anual—sólo publicaron el de 2016— establecido por la CNMV tiene como objetivo mostrar indicadores de una gestión que debiera ser teóricamente responsable, también en materia de personal. Pero Menéndez les entrega algo que pudo ser verdad y no haber sucedido.

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