Es notorio que a este
empresario que nos tocó en suerte (vaya suerte…) le gustan un huevo los
pleitos. Por eso acaba de perder uno de 70 millones de euros con CSICA. La
mayoría de sus competidores, asistidos en los procesos de personal por
verdaderos profesionales, prefieren canalizar las discrepancias por la vía de
la negociación y debate interno.
Esta pasión por togas e
inspecciones queda debidamente acreditada con sus números de litigiosidad.
Desde su fundación en 2011, LBK
es el Banco más conflictivo desde el punto de vista colectivo de toda la
comparativa de Bancos CECA, nuestro sector de referencia. En la Sala de lo
Social de la Audiencia Nacional se tramitan todos los asuntos que tienen carácter
de conflicto colectivo y exceden del ámbito territorial de una Comunidad
autónoma. Todos los Bancos de la comparativa operan en múltiples comunidades
autónomas y por ello los sindicatos con representación en cada uno se verían
obligados a recurrir a la Sala de lo Social de la AN en caso de conflicto
colectivo.
Pero no sólo es el más
conflictivo de todos ellos sino que con 23 pronunciamientos de la Sala LBK
abarca más
del 40% del total (57). Y
además es el único desde el año 2011, fecha de su creación, que ha tenido
litigios todos los años en la AN, sin fallar ninguno de ellos.
Si calculáramos los
porcentajes en función del número de trabajadores, el resultado sería escandaloso.
Podemos ver en la Tabla adjunta que el Banco de mayor tamaño, Caixabank, con
una plantilla que más que sextuplica a la de LBK, tan sólo ha tenido 6 asuntos
en siete años, lo que da idea de que en los demás Bancos existen directivos de
recursos humanos que saben lo que son las relaciones laborales y negocian antes
de llegar a los Tribunales. El nuestro
prefiere las togas y por eso acaba de perder un pleito de 70 millones € por
demanda de CSICA.
Pero ya hace tiempo
aprendimos que, en sintonía con el axioma castellano, que lo que puede explicarse por
incompetencia no hay que explicarlo por maldad. Es muy fácil atribuir a
la mala fe muchas de estas visitas a los tribunales y otras que están en
preparación como confesar beneficios y pérdidas sociales al mismo tiempo desafiando
el viejo principio de la ontología (ser y no ser al mismo tiempo); meterle la
mano en el bolsillo a 1.000 directivos sin atender a normativa legal alguna; o
no pagar incentivos a trabajadores que consiguieron llegar a los objetivos
propuestos. Todas tienen o tendrán las demandas pertinentes.
Pero, sin embargo, otras
muchas veces las tropelías son atribuibles a la falta de capacidad, al
desconocimiento o a la negligencia. Véase a título de ejemplo el
pastiche tan tremendo que han organizado con las últimas salidas de trabajadores
de la organización (huida masiva sería mejor decir) que ha dado lugar a chapuzas
para todos los gustos.
Es pacífico que la firma de
un finiquito o liquidación lleva aparejado de forma inexorable la entrega simultánea
de la cantidad, algo que en LBK ha tenido distintas versiones:
¾ se informa al trabajador de una cantidad y se ingresa
otra.
¾ se recoge la firma del trabajador y no se le ingresa
el importe.
¾ se le ingresa el importe sin haberle recogido la firma,
e incluso
¾ se le ingresa hasta 2 veces dicha liquidación.
¾ Los errores se corrigen adeudando en la cuenta del
trabajador sin su consentimiento.
Es decir, lo que en general
se llama un desastre y en LBK un auténtico descoj….
Es por ello que en LBK no
cabe la disyuntiva tradicional del guardia de tráfico.
Aquí, multita y bronquita.
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