martes, 8 de agosto de 2017

MULTITA o BRONQUITA


Es notorio que a este empresario que nos tocó en suerte (vaya suerte…) le gustan un huevo los pleitos. Por eso acaba de perder uno de 70 millones de euros con CSICA. La mayoría de sus competidores, asistidos en los procesos de personal por verdaderos profesionales, prefieren canalizar las discrepancias por la vía de la negociación y debate interno.

Esta pasión por togas e inspecciones queda debidamente acreditada con sus números de litigiosidad.

Desde su fundación en 2011, LBK es el Banco más conflictivo desde el punto de vista colectivo de toda la comparativa de Bancos CECA, nuestro sector de referencia. En la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional se tramitan todos los asuntos que tienen carácter de conflicto colectivo y exceden del ámbito territorial de una Comunidad autónoma. Todos los Bancos de la comparativa operan en múltiples comunidades autónomas y por ello los sindicatos con representación en cada uno se verían obligados a recurrir a la Sala de lo Social de la AN en caso de conflicto colectivo.

Pero no sólo es el más conflictivo de todos ellos sino que con 23 pronunciamientos de la Sala LBK abarca más del 40% del total (57). Y además es el único desde el año 2011, fecha de su creación, que ha tenido litigios todos los años en la AN, sin fallar ninguno de ellos.

Si calculáramos los porcentajes en función del número de trabajadores, el resultado sería escandaloso. Podemos ver en la Tabla adjunta que el Banco de mayor tamaño, Caixabank, con una plantilla que más que sextuplica a la de LBK, tan sólo ha tenido 6 asuntos en siete años, lo que da idea de que en los demás Bancos existen directivos de recursos humanos que saben lo que son las relaciones laborales y negocian antes de llegar a los Tribunales. El  nuestro prefiere las togas y por eso acaba de perder un pleito de 70 millones € por demanda de CSICA.



Pero ya hace tiempo aprendimos que, en sintonía con el axioma castellano, que lo que puede explicarse por incompetencia no hay que explicarlo por maldad. Es muy fácil atribuir a la mala fe muchas de estas visitas a los tribunales y otras que están en preparación como confesar beneficios y pérdidas sociales al mismo tiempo desafiando el viejo principio de la ontología (ser y no ser al mismo tiempo); meterle la mano en el bolsillo a 1.000 directivos sin atender a normativa legal alguna; o no pagar incentivos a trabajadores que consiguieron llegar a los objetivos propuestos. Todas tienen o tendrán las demandas pertinentes.

Pero, sin embargo, otras muchas veces las tropelías son atribuibles a la falta de capacidad, al desconocimiento o a la negligencia. Véase a título de ejemplo el pastiche tan tremendo que han organizado con las últimas salidas de trabajadores de la organización (huida masiva sería mejor decir) que ha dado lugar a chapuzas para todos los gustos.

Es pacífico que la firma de un finiquito o liquidación lleva aparejado de forma inexorable la entrega simultánea de la cantidad, algo que en LBK ha tenido distintas versiones:
¾   se informa al trabajador de una cantidad y se ingresa otra.
¾   se recoge la firma del trabajador y no se le ingresa el importe.
¾   se le ingresa el importe sin haberle recogido la firma, e incluso
¾   se le ingresa hasta 2 veces dicha liquidación.
¾   Los errores se corrigen adeudando en la cuenta del trabajador sin su consentimiento.

Es decir, lo que en general se llama un desastre y en LBK un auténtico descoj….

Es por ello que en LBK no cabe la disyuntiva tradicional del guardia de tráfico.

Aquí, multita y bronquita.


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