El
oso y la piel
Menéndez, en una
comparecencia celebrada hoy por espacio de dos horas y media en el Parlamento asturiano ha mostrado en
todo momento una actitud defensiva ante las preguntas que le iban planteando
los diputados asturianos sobre su gestión en LIBERBANK. En todo momento el
Consejero Delegado ha ido sorteando el interrogatorio alegando que no podía
hablar de LBK porque no era éste el motivo de la comparecencia sino que
comparecía como patrono de la Fundación Cajastur, cargo para el que fue
nombrado precisamente por este mismo Parlamento.
Mediante este recurso, ya
conocido para todos nosotros de ponerse una boina cuando le preguntan por la
otra, Menéndez —quien tras esta comparecencia deja acreditado que Dios no le
llamó por el camino de la oratoria— ha mostrado una imagen que en nada
contribuye a mejorar la de LBK, que buena falta le hace.
Titubeante, inexpresivo e
incapaz de sostener la mirada de quienes le interpelaban, daría esta
comparecencia para todo un tratado de expresión no verbal. El compareciente
Menéndez ha ido dando esquinazo a las pretensiones de los diputados que le
fueron interpelando sobre sus andanzas en el banco y, también, con los
trabajadores.
Tan sólo al final de la sesión,
en un discurso prefabricado, el compareciente se ha puesto la otra boina (la
que le permitía, ya sin posibilidad de réplica, hablar (bien) de LIBERBANK)
para, en contradicción con su postura en toda la sesión, dedicar unos minutos
al proselitismo de su gestión. Con su acreditada capacidad dicotómica (que
nosotros hemos llamado cariñosamente en alguna ocasión las dos boinas de Menéndez) utilizó una de éstas para no contestar
a las numerosas preguntas que le hicieron sobre LBK—porque no había sido
convocado para ello—, y la otra para hablar de LBK cuando ya nadie le estaba
preguntando.
No ha querido —sin dejar de
mirar en ningún momento al bolígrafo BIC tras el que algunas veces parecía
querer refugiarse—, dejar pasar la ocasión de anotarse tantos, explicando que la
gestión “se ha hecho minimizando el
impacto en el empleo, al revés, preservando
el empleo y repartiendo el esfuerzo
de la manera que se ha entendido más
razonable entre todos, una manera que además ha sido ratificada por el Tribunal Supremo en la última de las sentencias
recibidas”.
Y en CSICA, que nada tenemos que ver con
la comparecencia asturiana, esto nos ha sabido mal. En primer lugar por llamar
“razonable” a esa forma de repartir el esfuerzo
quitándonos a algunos el 30 por ciento del suelo mientras se lo sube a sí mismo.
En segundo lugar, eso de que el reparto del esfuerzo ha sido “entre todos”, es puramente “insincero” —que diría
Pocholo—, (y lo sabes). Algunos hemos combatido —y lo seguiremos haciendo—
estas formas de “reparto del esfuerzo” y por
eso no queremos que el señor Menéndez nos meta en su mismo saco.
En cuanto a que el Tribunal
Supremo ha “ratificado” el asunto, ya
veremos. Primero
el oso y después la piel, señor Menéndez. Mientras tanto vaya
echando un ojo a este documento que le adjuntamos.
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