Exigimos
al CEO de LBK que de forma inmediata proceda a hacer lo que le exige la ley:
garantizar la salud de los trabajadores, nada menos que ante una emergencia
sanitaria, y eso solo se puede alcanzar evitando el riesgo, es decir
cerrando las oficinas.
En
el mundo del ajedrez cualquier aficionado sabe que los “gambitos” son
sacrificios de piezas, generalmente de peones, a cambio de obtener una ventaja
táctica.
Esta
es la sensación que tiene la plantilla de sucursales de LBK en este momento. Hace
unos días hemos tenido una reunión “informativa” los representantes sindicales
donde el empresario nos explicó que ellos hacen lo que les dicen en el “sector”.
Sería bueno que siempre hubiera hecho esto, así no nos habrían metido la mano
en el bolsillo, no estaríamos todo el día en los tribunales, y sobre todo,
tendríamos la sensación de que el comandante en jefe—como dicen los yanquis—
sabe lo que se trae entre manos.
Han
sido muchas las ocasiones en que hemos tenido la sensación de que este
empresario ignoraba a esta plantilla, que la había abandonado a su suerte. Hoy,
con la crisis del coronavirus hemos podido comprobar que en realidad lo que
sucede es que la odia, a juzgar por sus actuaciones.
La
última tendencia de este empresario es enmascarar ese desprecio con un postureo
absurdo en su Intranet, probablemente pensando que esto les exonera de responsabilidad. Todo
ello se ha exacerbado con la crisis médica del coronavirus que ha puesto de
manifiesto las mentiras y el desprecio elevándolo, como decíamos, hasta la
categoría de odio a la plantilla.
Si
esto no fuera así:
¾
¿por qué se mantiene a esa plantilla de las oficinas en una situación
de altísimo riesgo ante clientes cargados de virus?.
Cuando todo el mundo cierra sus empresas siguiendo
las instrucciones de los organismos públicos y de las autoridades sanitarias,
LBK mantiene sus oficinas abiertas. ¿Cuál es la razón? ¿Se quiere deshacer de
una vez de todos nosotros?
Le recordamos al mismo empresario que ha cerrado su despacho,
y está en su casa tranquilo, que la ley le exige “garantizar” la salud
de los trabajadores. Y que esa salud no se garantiza escribiendo tonterías en
una Intranet para luego no cumplirlo, sino tomando decisiones que “eviten el
riesgo” primer principio preventivo en esa misma ley.
¾
¿por qué se desprecia a quienes la ley llama trabajadores “especialmente
sensibles”, cuando se han puesto en contacto esperando que lo que decía la
circular fuera cierto?
Se les responde que no “por necesidades del servicio”.
¿del servicio a quién, a la patria, al líder, a quién?
El sector bancario ha tenido los santos coj… de
explicar que no cierran porque son un servicio público. Y esto es tratarnos
de estúpidos a los ciudadanos que hemos visto como han dejado a media España en
una auténtica desertización financiera cerrando la mitad de las oficinas
que había en 2008. Y LBK repitiendo constantemente el mantra de “nosotros
hacemos lo mismo que el sector”, como si las responsabilidades que la ley
señala recayeran en “el sector”.
A
los trabajadores de las ventanillas, que tienen
que soportar las babas de la clientela, lo único que les preocupa es:
¾
Sobre todo, y ante todo, que alguien les diga por qué son los peones
que la dirección de esta empresa está sacrificando para cobrar
sus incentivos el año próximo.
¾
Que alguien les explique por qué se dice en la Intranet que “la salud
es lo primero” mientras les mandan a comerse los virus de la clientela.
¾
Saber por qué no se les trata en términos de igualdad como a sus compañeros
que están exentos de riesgo. Les recordamos que la igualdad es un derecho
fundamental (art. 14 CE)
¾
Saber por qué no se está respetando lo dispuesto en una ley del estado—la
de riesgos laborales— para los trabajadores “especialmente sensibles” mientras les
distraen en la Intranet para justificarse ante los organismos públicos por si
ocurre algo irreparable. Han convertido este banco en un escenario de
cartón piedra.
¾ Saber por qué les anuncian
permisos para los padres con hijos que se han quedado sin colegio y cuando lo
solicitan les dicen que no “por necesidades del servicio” o lo que es lo mismo “¿qué coño se ha creído Vd., que sus hijos son primero que
mi negocio?. Hasta ahí podríamos llegar”
Lo
cierto es que en LBK, al contrario que el resto del país, el negocio continúa a
pesar del riesgo de los “trabajadores sensibles”, de los otros, de los hijos y
hasta del espíritu santo. Llevan 10 años cerrando la mitad de las oficinas, y
ahora que es cuando debían cerrarlas, como hace absolutamente todo el mundo,
pues estos dirigentes, cómodamente reclinados en su casa han decidido
sacrificar a los peones de las oficinas dejándolas abiertas.
Si cierra
las oficinas, además de evitar el riesgo, no tendríamos que seguir escuchando
payasadas como que las embarazadas de menos de 24 semanas no tienen riesgo, o
que si “a mediados de la próxima semana no ha llegado el gel desinfectante
llamáis a Administración”.
Vergonzoso,
indignante y perverso.
También
debemos recordarle a la dirección de esta empresa que la responsabilidad por
causar daño de forma deliberada a los trabajadores es un delito en
este país.
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