Numerosos
afiliados de SIBANK-FINE nos han llamado para contrastar lo que directores
y directivos les están ofertando estos días. Van contando que han llegado a un
acuerdo con los sindicatos para aplazar el pago de las cantidades que les
habían prometido a cambio de no ejecutar las deudas de 2013. Esto lo hicieron
en sendas “campañas” de captación a las que llamaron complemento de productividad
y clientes de “alto valor”.
Antes
de nada, debemos afirmar, con rotundidad, que con SIBANK no ha hablado ningún responsable de LBK de estas
cosas, y tampoco creemos que se atrevan por constituir todo ello un
tremendo fraude a los trabajadores como ya tuvimos ocasión de publicar aquí
mismo. Es preciso recordar que antes de toda esta patraña nos reunieron en
Madrid para que hiciéramos un pacto sindical porque estaban muy interesados en buscar
algún instrumento que les permitiera “ocultar” a los auditores el asunto para
no tener que pagar ni provisionar contablemente.
Trampas
y más trampas, siempre las trampas de Menéndez.
En SIBANK
ya advertimos en su momento que todo esto era una argucia con tintes
fraudulentos para que la plantilla no cobrara los 70 millones de euros que
SIBANK y algún otro sindicato le habíamos ganado en los tribunales, y que en
consecuencia no debía aceptarse firmar semejante bodrio.
Quien, de buena fe (los menos), o por efecto del miedo insuperable (la práctica
totalidad) firmó la propuesta de Menéndez creyó que cobraría, aunque fuera en
varios años. A algunos les dijeron que lo cobraban todo “de golpe” firmando un
préstamo que se pagaría con las cuotas aplazadas. Ahora les están llamando para
aplazar lo ya aplazado, pero el préstamo sigue ahí, de cuerpo presente.
Está
a punto de ocurrir una cosa perversa, Menéndez es el que no paga, pero los prestatarios
ahora son morosos porque no pueden hacer frente a las cuotas de sus préstamos “de
alto valor”. Lo siguiente será que Menéndez les ejecutará la deuda y se lo quite
de la nómina. Al tiempo.
O
sea, que lo que comenzó siendo un fraude puede llegar a convertirse en una estafa
(“los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir
error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio
propio o ajeno”).
Pero
la maniobra no habría quedado “redonda” sin la colaboración de un sindicato. Hay
sindicatos amarillos, sindicatos títere, sindicalismo funcionarial en la banca
y agrupaciones de listos que viven de hacerle el caldo gordo a Menéndez. Esto
(todo esto) es el sindicato de funcionarios CSIF, sindicato sin presencia en la
banca (aparte de LBK), tampoco en ninguna mesa de negociación del sector, pero
que sí hace un papel destacado en defensa de… lo adivinaron... de Menéndez, que de
esta forma tiene un sindicato para él solo.
No
tiene desperdicio su último comunicado donde nos hablan del montaje que están
haciendo entre los dos, Menéndez y CSIF. Dice cosas, así como que el empresario,
acepta incluir una cláusula en los préstamos famosos por la que Menéndez admitiría
que tal vez en algún momento no pague las cuotas aplazadas.
Por
sintetizar la jugada, lo ocurrido es lo siguiente:
- Menéndez no paga lo que pierde en los tribunales (marca de la casa).
- …y por ello debe provisionar contablemente la deuda (mismo impacto en
la cuenta de resultados que pagar).
- Entonces decide eliminar la deuda, y esto se puede hacer pagando….
- …o metiendo miedo a la plantilla para que renuncie al cobro y así “convencer”
a los auditores para no provisionar.
- Esta renuncia incluye el pago aplazado (y la retirada por el empleado de
las demandas de ejecución, of course)
- Aunque también se puede cobrar “de golpe” firmando un préstamo que se
amortizará con las cuotas aplazadas.
- Lo malo es si al empresario le da por no pagar las cuotas y te quedas
colgado del préstamo.
- Y es ahí, justo ahí, cuando el empresario, por boca del sindicato títere,
dice algo así como “bueno, igual algún día dejo
de pagar, pero entonces no os preocupéis que ya me hago yo cargo del préstamo”.
- Contablemente hablando, Menéndez se habrá desecho de una deuda de
tribunales, no provisionará, y además lo enmascara ante auditores y
supervisores en forma de préstamo fallido que seguramente podrá compensar con
créditos fiscales.
- El empleado que ganó en el Tribunal Supremo, en su nuevo rol de
prestatario, ahora aparecerá en los registros de morosos como una persona
financieramente no fiable…
- …y todo por haber cobrado el producto de una sentencia firme favorable
y haber sido engañado como un chino por un empresario y un sindicato
desaprensivos.
Estas
son las trampas de Menéndez, ideadas por caros abogados y colaboradores ineptos
a los que se ve venir de lejos. De Menéndez, y de su sindicato amarillo con
logotipo verde.
Lo que pasa es que para que se te caiga la cara de vergüenza hay que tenerla (vergüenza claro, porque cara sobra, en cantidad. Y dura.)
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