La orquesta del Titanic
Mientras algunos robaperas de las cajas de ahorros comienzan
a entrar en la cárcel, algunos otros, que aún no han entrado pero vete tú a
saber, investidos de neobanquistas
(banquero es otra cosa, Botín y cuatro amigos), muchos de los cuales hicieron
como la orquesta del Titanic —seguir tocando (ya sabéis qué) mientras las cajas
se hundían— le siguen trasladando la factura de la crisis a los ciudadanos. El
Estado paga, pero con lo nuestro.
Hoy sabemos que en realidad nunca se les debió llamar directivos, ni poner el dinero de la mitad del país a sus expensas para ser gestionado. NO tienen ni la talla técnica, ni la cualificación financiera, y en muchos casos tampoco la honestidad requerida, habiéndose limitado a enriquecerse mientras políticos desaprensivos y avaros se cargaban el arbolito.
Tras la crisis estamos asistiendo al advenimiento de personajes, en muchos casos sin escrúpulos, que no dudan en engañar a los clientes o en hacer rapiña con los trabajadores para beneficiar a los amigos o para beneficiarse a sí mismos. Con la ayuda inestimable de alguno de estos amigos han conseguido cambiar leyes que han hecho aflorar lo peor que llevan dentro, convirtiendo lo que antes se llamó “la plantilla de las cajas”, en un neoproletariado cargado de temores y de desmotivación, algo que parece excitar a esos que la doctrina de la psicosociología ha llamado “perversos narcisistas”.
Sólos, o en compañía de estos amigos que tienen mucha mano con eso del Estado, están trasladando el dinero de ciudadanos y trabajadores a los bolsillos de unos nuevos accionistas a los que se les encuentra primero en listas de defraudadores internacionales que en las páginas amarillas.
Mienten como bellacos cuando los pobres “paganinis” tratamos de saber, al menos, cuanto hemos pagado por sus crisis de diseño. Habréis visto montones de cifras del coste de la crisis de las cajas, algunas paridas por sesudos varones en edificios centenarios, pero ninguna coincide. Y es que algunas cifras se ocultan. Deliberadamente.
Hoy os vamos a contar cómo se puede despedir a gente sin coste por parte de los neobanquistas estos. Ya sabéis que eso del despido libre ha sido un caballo de batalla tradicional de banqueros a lo que se oponían teóricamente pseudo sindicalistas de bandera colorada y tarjeta negra.
Eso se llama cohetería y les viene bien a los dos del pack. Se necesitan como las ballenas y sus crustáceos parásitos. La realidad es que ese despido ya existe y que el Estado es un animal tan patoso y complejo que se puede aprovechar su descoordinación, su negligencia (intencionada) para favorecer a los amigos que tienen un neobanco.
Veréis. Si quieres despedir a un trabajador por el “morro”, despido improcedente. Una pasta. Si quieres firmar con sindicatos planes de “desvieje” pues otra pasta. Si quieres quitarles la mitad del salario reduciendo la jornada, pues lío —porque lo haces a oscuras con los pseudo sindicatos pero los otros te llevan al juzgado y te ganan—. Entonces reparas y le encargas el trabajito a uno de estos analistas que pululan alrededor del jefe intentando demostrar que sirven para algo.
Búscame una forma de deshacerme de
esos cabrones llenos de antigüedad y derechos. Pero barata— exige el
neobanquista.
El otro, el
analista, deseando ascender en la escala de la
meritocracia inversa, se muestra ocurrente
—
Es muy fácil jefe,
abrimos el grifo de la presión, del miedo, de la amenaza y les enviamos a los
“policías del pensamiento” a perseguirlos hasta que no aguanten más y cojan la
baja. Total para lo que hacen….
— Pero eso representa mucho
sufrimiento para tanta gente no?
—
Bueno, algo sí, pero
es como el chiste del negrero “oye que
eso de aplastarles los huevos con dos piedras para que no levanten la cabeza
del algodón ¿será doloroso no? Sí,
pero si tienes cuidado y no te coges las uñas…”. Lo
importante, jefe, es que es gratis porque a partir del día 15º de la baja le
pasamos el coste íntegro al Estado. Es como prejubilar y que pague otro.
Cojonudo.
— Coño, pero alguien se dará cuenta
no?.
—
Pues sí, pero lo
podemos ir arreglando. Los médicos de la sanidad autonómica dan las bajas y no
quieren saber nada de quien paga. Las Mutuas les pagan pero no les tratan y
dentro de unos cuantos meses les tenemos otra vez aquí, les volvemos a dar caña
y vuelta a empezar. Los servicios de prevención no previenen, realmente se
dedican a facturar, así que unos no se enteran de lo que hacen los otros. Las
Mutuas tiran con pólvora del rey, es dinero público así que pagan y callan, y
además son asociaciones de empresarios, no de trabajadores.
— ¿Y los sindicatos? ¿Y la Inspección
de Trabajo?.
—
La Inspección no
actúa porque no tiene relación ni con las Mutuas ni con la sanidad pública. Sus
jefes son los políticos autonómicos. Y entre los sindicatos hay muchos que en
esto de los riesgos psicosociales ni están ni se les espera. Y tampoco nosotros
se lo vamos a poner fácil. Los datos que les damos pues eso, poco y entre
zarzas. Y si no son capaces de analizar el alcance, pues no denuncian.
— Coño, pues nada, dale caña y a ver
qué pasa.
Todas las entidades del sistema financiero están recurriendo
a este sistema de despido oculto y gratuito del que nadie habla pero que
está ahí. Algunas de estas entidades financieras están haciendo un uso
intensivo de este procedimiento, es decir, están forzando que los trabajadores
vayan al médico para ahorrarse su salario en lugar de evitar el riesgo que es
lo que les ordena imperativamente la ley. Lo de que el absentismo era un coste
empresarial fue antes de las crisis, ahora es un “ahorro” corporativo con un
Estado que deliberadamente mira para otro lado.
Nos referimos ahora a LIBERBANK donde CSICA no se ha limitado a denunciar el sufrimiento de los
trabajadores y el incumplimiento de las leyes, llegando incluso a elaborar
encuestas de clima laboral y de riesgos psicosociales con resultados que
asustan. Resulta evidente, 5 años después, que existen dos percepciones del
mismo asunto. Donde nosotros vemos sufrimiento de los trabajadores e
infracciones de la ley, el empresario ve ahorros importantes de la partida de
salarios.
Nuestros cálculos, cuidadosamente elaborados, arrojan
“ahorros” de 25 millones de euros en 4 años (2013-2016) enviando trabajadores
al médico (en LBK, sin BCCM). Que tenga presente el Sr. Menéndez que estos 25
millones los ha amasado sobre las lágrimas de centenares de trabajadores que
han visto como su dignidad se cambia por dinero.
Estos son los datos objetivos.
A pesar de que los datos son autoexplicativos podemos ver en
el Cuadro adjunto cómo la pérdida de horas por IT (contingencias comunes y
profesionales) a finales del año 2012 era de 3,06 horas por trabajador y mes,
por debajo de las cifras del sector financiero, inmerso todo él en una crisis
económica que produce enfermos.
Cuatro años después esta cifra se ha situado en LBK en 7,36
horas por trabajador y mes con un crecimiento exponencial de un 140%. En este
mismo periodo también creció este indicador en las entidades del sistema
financiero español pero lo hizo de una forma mucho más moderada, un 25% en el
periodo 2013-2016, o lo que es lo mismo 6 veces menos que en LBK (ver la
evolución en el gráfico adjunto).
En términos estadísticos vemos cómo LBK envió al médico al
equivalente a 522 trabajadores FTE en dicho periodo y no parece que sea
casualidad que se haya mantenido año a año el número de trabajadores que paga
el Estado a pesar de que la plantilla FTE iba disminuyendo de forma importante.
La negativa a intervenir del empresario a pesar de los indicadores de
absentismo, la negativa a cumplir la ley evaluando y tratando los riesgos, la
indiferencia ante el clamor de sindicatos e Inspecciones de Trabajo junto con
esta remisión de una cantidad constante de salarios a las arcas públicas sólo
tiene una explicación racional.
Sí, sí. Esa misma que estás pensando.
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