sábado, 28 de diciembre de 2019

FELICITACIÓN SUBLIMINAL


Estos que mandan en LIBERBANK nos felicitan el nuevo año y, o nos quieren vacilar o les traiciona el subconsciente. Dice el texto de su video-felicitación:

“¿alguna vez te has parado a pensar cuales son los mejores regalos?”

Naturalmente que lo he hecho. Son aquellos que me proporcionan alegría y satisfacción, a mí y a los míos. Quiero vivir y trabajar. 

Pero veo que la dirección de LIBERBANK ha preferido explicarme cómo deberían ser esos regalos.

“Son aquellos que te emocionan”

Sí efectivamente. Cuando me habéis mandado hace cuatro días nuevos recortes salariales, a pesar de que trabajo como un perro, varias emociones se fueron sucediendo tras leerlo:
  • En primer lugar, supuso para mí una sorpresa, porque yo creí que a partir del 1 de enero iba a cobrar mi salario íntegro por primera vez después de 6 años. El asombro fue mayúsculo cuando me dijisteis por correo que me ibais a seguir ‘tangando’ la nómina.
  • A continuación, tuve un ataque de ira, una emoción que me produjo una importante irritabilidad mezclada con impotencia y rabia contenida por la sensación que produce trabajar en un sitio donde no sólo no te valoran, sino que te persiguen sin motivos.
  • Esto dio paso a una gran tristeza, pena personal por sentirme tan mal sabiendo que no lo merezco, sentimiento de soledad ante una incertidumbre permanente  desde una dirección que, incomprensiblemente, machaca a los suyos.
  • Finalmente me sentí a medio camino entre el miedo a no ser capaz de mostrar el resto de emociones para no ser objeto de represalias en forma de traslados, despidos, etc., algo que ya se ha vuelto habitual en esta empresa, y la repugnancia por saber que el dinero que le quitáis a mis hijos, por la fuerza y sin acuerdos, va a servir para pagar la subida del sueldo de un 90 por ciento de quien tomó la decisión.

“los que te hacen sentir especial”

Mira, eso sí. Siento que soy tan especial dentro del sector bancario que a pesar de que trabajo más que la media del sector y que soy el peor retribuido, todavía les parece poco y siguen metiéndole mano a mi salario. Como para no sentirme especial, especialmente pringado.

“los que te sorprenden”

Ya lo he dicho, esa fue la primera emoción cuando leí su correo donde se dice que todo va muy mal mientras en la prensa económica los mismos dicen que todo va muy bien, y por primera vez en este banco y en el sector financiero, todos los sindicatos se han unido para decir que no existen causas motivadoras para recortar salarios. Como para no sorprenderme.

“aquellos con los que puedes soñar despierto”

Sí, exacto. Ese es mi caso, ya estaba soñando con ser una familia normal, poder disponer de mi salario para ir algunos días de vacaciones, de comprarles a mis hijos esas cosas que tienen casi todos sus amigos. Cosas normales, con eso soñamos las personas normales.

“pero ¿sabes cómo serían perfectos?”

Naturalmente.  Para mí, y estoy seguro que para todos mis compañeros, el mejor regalo, el regalo perfecto, sería trabajar en una empresa normal, una empresa que me tratara con respeto. Una empresa a la que no sea necesario pedirle en las pancartas que nos trate con educación y en la que no sea necesario tomarse un ‘lexatin’ antes de ir a trabajar. Fijaos con qué poco nos conformamos.

“Si entre todos hacemos que duren para siempre”

Me parece que no os estáis refiriendo al friends forever precisamente. Creo más bien que se trata de un mensaje subliminar para que aceptemos que los recortes se han cronificado, que serán para siempre, y queréis dulcificarlo con el espíritu navideño.

“por un 2020 en el que ya trabajamos para que sea más sostenible”

¿Sostenible? ¿Y eso que es? Si se trata de que sigamos siendo proveedores de los accionistas a la fuerza y con mentiras, mejor que no sigáis trabajando el año próximo. Y eso que igual hay suerte y la nómina nos la paga otro que no considere a los trabajadores como enemigos.


Feliz Año Nuevo, a todas las compañeras y compañeros.


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jueves, 12 de diciembre de 2019

UNILATERALES



Debemos confesar que esperábamos que el empresario, ante lo apabullante de las cifras presentadas por (toda) la parte social, desistiera de meternos una vez más la mano en el bolsillo. Se le olvida que ésto, que siempre fue un proyecto fallido de banco, sigue en pie por el trabajo de la plantilla y por el esfuerzo impuesto a sus bolsillos.

Por eso a esta plantilla nadie la deja plantada en el altar de las fusiones, porque cualquier gestor— especialmente los que saben de esto— consciente de que es la que más trabaja y la que menos cobra del sistema financiero, le va a interesar seguir con ella.

Pero una vez más nos equivocamos. Ya decía el profesor Sampedro que el tigre no mata porque sea malo, mata porque es tigre. Y esta dirección ya ha incorporado a su ADN que la única forma de ‘gestionar’ es amputando la nómina de los trabajadores, y ello hasta el punto de que la finalización de un ERE es considerado causa del siguiente.

Naturalmente, la plantilla seguirá contando con la mejor defensa jurídica ante la Audiencia Nacional. No vamos a consentir que el empresario LBK nos convierta ni en moneda de cambio de oscuros procesos societarios y tampoco que le esté proporcionando ‘ultraactividad’ de 3 años a una reforma laboral que, probablemente, tenga sus días contados.

Nos llegan consultas de cuál sería el procedimiento, y en nuestra opinión sería este:

El trabajador/a ante una comunicación recibida del empresario en la que se le comunican modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo —y las de LBK lo son, y mucho— puede hacer 3 cosas:

¾  Aquietarse, y continuar trabajando con las nuevas condiciones, sin más.
¾  Mostrarse disconforme con las medidas anunciadas, seguir trabajando e impugnar estas medidas en el juzgado de lo social.
¾  NO aceptar las modificaciones y dar por terminada la relación laboral conforme a lo dispuesto en el art. 41.3 ET “si el trabajador resultase perjudicado por la modificación sustancial tendrá derecho a rescindir su contrato y percibir una indemnización de veinte días de salario por año de servicio prorrateándose por meses los periodos inferiores a un año y con un máximo de nueve meses”.

En el primer caso, el trabajador ha de tener la confianza de que los sindicatos, con toda probabilidad manteniendo la unidad de acción que han mostrado hasta ahora, impugnaremos estas medidas mediante conflicto colectivo ante la Audiencia Nacional, sin necesidad de actos de conciliación previos.

El segundo caso no resulta aconsejable desde nuestro punto de vista, por distintas razones. En primer lugar, porque los sindicatos vamos a demandar por él. También porque su abogado debería aportar pruebas tremendamente complejas —ya se encarga la empresa de esto— tanto de carácter jurídico como de carácter financiero que probablemente no estén a su alcance y en un breve espacio de tiempo —20 días—. Y, además, porque la admisión a trámite del conflicto colectivo paraliza las acciones individuales.

La tercera opción, la extinción voluntaria del contrato de trabajo, NO tiene relación con ninguna de las otras. Es un derecho que nace de la ley y es suficiente con acreditar que el trabajador que lo ejercita ha salido perjudicado, lo cual en este caso es claro.

Es decir, que cualquier trabajador, y sin perjuicio de que los sindicatos hayan ejercido la acción colectiva ante la AN, puede mostrar al empresario su intención de acogerse a este derecho. 

Tiene derecho, además de a esta indemnización con un máximo de 9 meses —se trata de un importe fiscalmente exento porque así lo dice la Ley del IRPF— a la liquidación correspondiente (vacaciones pendientes, etc.) y a cobrar el desempleo.

El ejercicio de este derecho no tiene un plazo señalado especial —no debe confundirse con el plazo de 20 días de caducidad para ejercitar la acción de impugnación de las medidas— por lo que podrá ejercitarse en el plazo de un año, tal y como contempla el art. 59.1 ET.

Seguiremos informando.


miércoles, 4 de diciembre de 2019

ULTIMA REUNIÓN DEL PERIODO DE CONSULTAS



(8-0)


La unanimidad sindical de los 8 sindicatos de LBK ha hecho historia ayer en Madrid.  Si hubiera sido un partido de futbol estaríamos hablando de una paliza. Ayer la plantilla de LBK, la plantilla en su conjunto, ganó la primera batalla en los 8 años de vida del banco. La objetividad de los números se impuso a los intentos de directivos y abogados de vendernos lo blanco como negro.

La realidad económica del banco ha sido tan inapelable como para aunar, por primera vez, a todos los sindicatos, ante un intento de volver a quitarnos 70 millones de euros deprisa y corriendo, sin argumentos y apoyándose en informes redactados para falsear una realidad que se alza imbatible.

Cualquier observador que vea como 8 sindicatos rechazan al unísono durante todo un mes el enésimo recorte de su empresa seguramente tenderá a pensar que algo tiene el agua cuando la bendicen.

Si además se fija en nuestras peticiones que son normalizar las relaciones laborales (tras 8 años de vida del banco), y de pedir a la puerta del Banco de España que traten a la plantilla con respeto, dignidad y educación (mismas reivindicaciones que en los países subdesarrollados), seguramente pensará que algo debe tener el vino cuando lo consagran.

Para la más Alta dirección de este banco la plantilla es solo una mercancía, un producto, y no ha regateado esfuerzos en estos 8 años de disponer todo un aparato para amenazarla, humillarla, perseguirla y amedrentarla, siempre al margen de la ley e incumpliendo las sentencias de los tribunales.

Pero esta vez el karma, el destino, la alineación de planetas, la justifica poética o lo que sea se les ha puesto enfrente, de forma decidida, para decirle al unísono que por ahí NO VAMOS A SEGUIR aguantando.

Esta plantilla, esa misma plantilla, es la que más trabaja del sector y la que menos cobra.

Desde que se firmó el último ERE en junio de 2017 cada trabajador de LBK pasó de gestionar 15,9 millones de euros de negocio (Crédito a la clientela + Depósitos a la Clientela) a 20,3 millones en la actualidad (+28%). En las entidades del sistema financiero cada trabajador gestiona 6 millones menos (-30%).

En el último ejercicio cerrado (2018) el coste medio laboral en LBK era un 20% inferior al correspondiente del sistema financiero, y nosotros preguntamos:

¿Por qué nos siguen persiguiendo?
¿Por qué nos siguen metiendo la mano en el bolsillo sin
causa y con descaro?